El Rectorado de la Universidad de Málaga (UMA) acoge hasta el 2 de junio ‘Utotombo. Artes primeras africanas’. Una exposición organizada por el Vicerrectorado de Cultura y Deporte y en la que se muestra el arte africano de 76 etnias diferentes en 177 obras.
‘Utotombo’, es un vocablo tomado de la lengua ‘chokwe’ y que significa «ejecutado con habilidad, destreza, cariño, cuidado minucioso en la confección, aplicación a trabajar perfectamente».
En las obras encontramos manifestaciones culturales y artísticas que desde hace décadas despiertan la curiosidad del mundo occidental y que actuaron como catalizador en la ruptura con el arte occidental clásico por parte de las vanguardias artísticas como es el caso del cubismo y de Picasso, en particular.
La muestra es una de las más completas que se pueden visitar en la actualidad y es propiedad de un coleccionista privado que prefiere permanecer en el anonimato. El Comisario de la muestra es el decano de la Facultad de Bellas Artes, Salvador Haro, que ha arriesgado en la puesta en escena para crear un ambiente en particular que acerque a los visitantes al universo creativo de las culturas africanas: “ Se trata de una oportunidad única para ver una selección fantástica de unas obras poco conocidas, con una gran valor artístico en sí mismas y que, sin proponérselo, originaron el mayor giro del arte occidental».
Muchas de las piezas de gran tamaño que encontramos en la muestra se crearon para objetivos ligados a la cultura de cada etnia, pero todas con una función concreta, con una idea ritual o mágica. Haro ha realizado un trabajo de etnólogo, de sociólogo y de historiador del arte para tratar de determinar el origen, la fecha de creación, la funcionalidad e incluso la autoría personal de las obras, el ítem más complicado en una modalidad mayormente anónima.
Las piezas que se exponen, fundamentalmente esculturas y máscaras de madera, bronces y terracotas, fueron creadas entre los siglos III y XX, aunque la mayoría son de finales del siglo XIX y principios del XX.
Pablo Picasso se sintió conmocionado por un arte que, desde que se coló en sus Señoritas de Avignon, le acompañó a lo largo de su creación artística posterior, «y no fue el único en sentir la irresistible atracción de las artes primeras africanas”, recuerda Salvador Haro.
Fotografía: Lorenzo Carnero
