El Museo Picasso Málaga abre una nueva gran exposición temporal, Picasso Memoria y Deseo, que podrá visitarse del 14 de noviembre de 2025 al 12 de abril de 2026. La muestra toma como punto de partida el óleo Estudio con cabeza de yeso (1925) y lo convierte en eje de una reflexión más amplia sobre la relación entre las imágenes, la identidad moderna y el tiempo histórico.
Comisariada por el historiador del arte Eugenio Carmona y patrocinada por la Fundación Unicaja, la exposición reúne más de cien obras de algunos de los nombres clave del arte del siglo XX. Entre ellos, Giorgio de Chirico, Fernand Léger, Jean Cocteau, Man Ray o René Magritte, además de la lectura que Salvador Dalí y Federico García Lorca hicieron de la citada pintura de Picasso.
Un diálogo entre memoria, deseo y sujeto moderno
El recorrido propone una lectura del arte moderno como un continuo diálogo entre memoria y deseo. Es decir, entre el peso de los referentes heredados y el impulso de transformación que marcó las décadas de 1920 y 1930 en Europa.
En ese contexto, la exposición recuerda cómo el arte moderno se extendió socialmente mientras era cuestionado por los nuevos regímenes autoritarios. La vida cotidiana se movía entre la permanencia y el cambio, y el sujeto buscaba redefinirse, revisar sus identidades y modos de vida.
La muestra plantea que la memoria no es un archivo estático del pasado. Al contrario, se reactiva en función de lo que deseamos, se reinterpreta desde el presente y se proyecta hacia el futuro. En ese cruce de tiempos, las imágenes funcionan como lugares donde se concentran experiencias, dudas y expectativas.
“Estudio con cabeza de yeso”: una obra bisagra en Picasso
El punto de partida es Estudio con cabeza de yeso, pintado por Picasso en el verano de 1925. La obra se presenta como una “metapintura”, un lienzo que habla tanto de la historia del arte como de la psicología del artista.
En ella, Picasso introduce un complejo entramado de signos y figuras. El busto de yeso remite al aprendizaje académico y a la figura de su padre, profesor de dibujo. Representa el lugar de la memoria, de la tradición, pero desbordado por una nueva energía.
El busto no se concibe aquí como un simple símbolo de retorno al orden clásico. Más bien, se convierte en un pasado que irrumpe en el presente, que se tensa, se fractura en rostros desdoblados y perfiles en sombra. Esa fragmentación abre un conflicto entre la estabilidad de la forma y la pulsión del deseo, entendido como voluntad de vivir y de seguir creando.
Durante las décadas siguientes, Picasso desarrolló estos motivos en distintas series. Los rostros dobles, las sombras, las formas que se multiplican se convirtieron en emblemas de una subjetividad en permanente transformación.
Ecos y resonancias en los grandes nombres del siglo XX
Picasso Memoria y Deseo muestra cómo esta iconografía dialoga con otros artistas de su tiempo. El busto antiguo, las sombras, las figuras desdobladas y la extrañeza de ciertos espacios aparecen reinterpretados en la obra de distintos creadores.
Giorgio de Chirico, antecedente clave, ya había trabajado con maniquíes y esculturas clásicas, aunque en su caso las figuras parecen cerradas al exterior. En Picasso, la tensión se desplaza a la vida interior y a la fuerza de la mirada.
Fernand Léger introduce también el busto de yeso y el perfil en sombra en fechas cercanas a las de Picasso. Por su parte, Salvador Dalí toma los iconos picassianos para incorporarlos a su método paranoico–crítico, relacionándolos con la iconografía cristiana y con sus propios conflictos de identidad.
Federico García Lorca comparte con Dalí ese interés por el busto, la sombra y el desdoblamiento del rostro como signos del yo amoroso y sus crisis. La exposición recupera este diálogo entre pintura, literatura y vida, situándolo en el corazón del proyecto.




Jean Cocteau recurre al busto y a los rostros dobles en su reflexión sobre el mito de Orfeo, mientras que Man Ray manipula la efigie de Venus para cuestionar los vínculos entre erotismo, cultura y representación. René Magritte, por su parte, convierte el busto en un motivo recurrente que asocia a lo femenino, al trauma y a la fragilidad de la memoria.
El recorrido se amplía a fotógrafos como Brassaï, Dora Maar, Walker Evans o André Kertész, que trabajan con sombras, maniquíes y escenas urbanas casi oníricas. Sus imágenes borran la frontera entre lo cotidiano y lo artístico, y señalan también la construcción de los roles de género en la modernidad.
La presencia de artistas como Eileen Agar o Claude Cahun permite, además, abordar el cuestionamiento de las identidades femeninas y de género. Sus obras invierten papeles, desplazan la mirada y convierten el busto en un dispositivo crítico sobre cómo nos representamos y cómo somos mirados.
Arte antiguo, modernidad y tiempo estratificado
La exposición incluye también obras de Juan Gris, José Moreno Villa, Gregorio Prieto, Joaquín Peinado, Benjamín Palencia o Enrique Climent. Todos ellos utilizan referencias al arte antiguo no como gesto nostálgico, sino como diálogo activo con la modernidad.
En muchos casos, el busto clásico aparece en bodegones y escenas domésticas que funcionan como homenajes a la pintura y a la escultura. Se convierten en lugares donde el tiempo se estratifica: conviven el pasado académico, la irrupción del cubismo, las deformaciones surrealistas y las formas blandas que más tarde desarrollaría Dalí.
De este modo, Picasso Memoria y Deseo muestra que una época no es un bloque homogéneo. Es una trama compleja donde se cruzan herencias, experiencias y deseos de cambio. El busto de yeso, los rostros desdoblados o las sombras alargadas son, aquí, síntomas visibles de ese proceso.
“La obra maestra desconocida”: palabra, imagen y misterio
Uno de los ámbitos de la exposición está dedicado al vínculo entre Picasso y La obra maestra desconocida, relato de Honoré de Balzac publicado en 1831.
En 1924, durante unas vacaciones en Juan-les-Pins, Picasso dibuja las llamadas “constelaciones”, donde puntos de tinta unidos por finas líneas crean guitarras y mandolinas. A comienzos de los años treinta, algunos de esos dibujos se trasladan a planchas de madera y se publican en una edición ilustrada del relato de Balzac, junto a otros aguafuertes sobre el artista y su modelo.
El Museo Picasso Málaga propone una instalación específica en la que la voz del barítono malagueño Carlos Álvarez recita fragmentos del texto en varios idiomas. El visitante recorre un pasillo donde se exhiben las “constelaciones” y los dibujos de cabezas dobles y rostros, generando un diálogo entre palabra, imagen y memoria.
La muestra sugiere que, igual que en el relato de Balzac, Estudio con cabeza de yeso puede entenderse como una “obra maestra desconocida”: poco difundida, rara vez exhibida y, sin embargo, esencial para comprender el tránsito de Picasso entre el clasicismo, el cubismo y las primeras huellas del surrealismo.
Catálogo, audioguía y programa de actividades
Con motivo de Picasso Memoria y Deseo, el Museo Picasso Málaga ha editado un catálogo bilingüe (español e inglés) de más de 300 páginas, con textos del comisario y del equipo curatorial, así como abundante material gráfico y documental.
La exposición se acompaña también de una audioguía en español e inglés que propone un recorrido por una selección de piezas clave. Además, el museo ha programado actividades culturales y educativas específicas, que pueden consultarse en su página web.
Con esta muestra, el Museo Picasso Málaga ofrece una nueva oportunidad de revisitar la obra del artista desde una perspectiva contemporánea, conectándola con los grandes debates del siglo XX sobre identidad, memoria y deseo.
Fotografías: Lorenzo Carnero















