A pocos meses de que el Museo Revello de Toro celebre su décimo aniversario, la pinacoteca presenta una nueva exposición en la que se recogen obras nunca expuestas del artista malagueño que lleva su nombre. En ella se pueden ver doce óleos realizados entre 1957 y 2012 pertenecientes a la colección privada de la familia Sánchez Gómez, con quien Revello ha mantenido una intensa relación de amistad a lo largo de los años.
Bajo el título de ‘Seis décadas de retratos y bodegones’, la exposición permite recorrer la evolución estilística de Revello de Toro desde la década de 1950 hasta los primeros años del S.XXI. La muestra se podrá visitar hasta el 2 de febrero de 2020, año en el que el museo cumplirá diez años de vida.
El director de la pinacoteca, Elías de Mateo, ha señalado sobre las obras ahora expuestas que tienen «un realismo académico, elegante, donde la línea y el colorido están perfectamente equilibrados. Se constata en creaciones como el Retrato de Mercedes Junco Calderón (1957), y, sobre todo en el Retrato de Antonio Sánchez Gómez y su hijo Eduardo Sánchez Junco (1958). En ambas, pero sobre todo en la segunda, resulta clara la influencia de los grandes maestros del retrato español de la posguerra, como Manuel Benedito y Álvarez de Sotomayor».
Posteriormente Revello va decantándose hacia un estilo propio, «donde una pincelada suelta y magistral se va imponiendo combinándose con una gran maestría para lograr el retrato sicológico. Los personajes de su obra de 1958 maduran al mismo tiempo que el estilo del pintor, tal y como lo demuestran los retratos de Antonio Sánchez Gómez (1980) y de Eduardo Sánchez Junco (2011)».
Junto a los retratos, las naturalezas muertas. Según ha destacado la catedrática y académica Rosario Camacho durante la inauguración de la muestra, «el bodegón, manjar exquisito, es un género por el que Félix Revello ha mostrado predilección y nos ha dejado obras espléndidas. Le agrada la búsqueda del equilibrio de los objetos y la atmósfera que los envuelve y relaciona en un espacio, generalmente doméstico, que es en el que la composición se distribuye y donde la luz, matizada, no deshace las formas ni mata los colores. Sus bodegones están repletos de modernidad y vida, de intensa emoción».
Finalmente, la mujer como protagonista indiscutible de muchas de sus obras está representada también en esta exposición temporal con obras como ‘Intimidad evocadora’ (1987), ‘Sin título’ (1985) y ‘Tríptico Mediterráneo’.
Fotografías: Lorenzo Carnero
