Nueva York- Milán- París. París- Milán- Nueva York. Una ruta internacional que a sus 19 años ya es costumbre para Carmen Fernández. Lleva haciéndola desde los 16, edad a la que decidió coger su primer vuelo sola y cambiar Álora, su pueblo natal, por las capitales más importantes del mundo de la moda. No soñaba con ello, ni siquiera se lo planteaba, pero por azar o por suerte, casualidad o destino, la oportunidad le llegó donde menos se esperaba. Y Carmen la supo aprovechar. Tanto es así que en solo tres años ya ha desfilado para importantes marcas de moda y lujo como Armani, Dolce & Gabanna o Zuhair Murad.
Confiesa que echa de menos la comida de su abuela, la vida tranquila del pueblo y las reuniones familiares y de amigos, pero sabe que es afortunada por triunfar en un mundo complicado que le «hace muy feliz». Lleva a su Álora natal por bandera y, aunque su ruta internacional le impida hacer escala en Málaga menos de lo que le gustaría, está orgullosa de llevar el acento malagueño a las Fashion Weeks más importantes del mundo de la moda. Hablamos con ella para conocer en profundidad la historia que hay detrás de la modelo que triunfa en las pasarelas de Nueva York, Milán y París.
¿Cuándo empiezas a desfilar y cómo llegas a ser modelo?
Con 14 años empecé en una academia en Málaga y mi primer desfile fue en la Feria de Bodas 2015 en el Palacio de Congresos de Torremolinos. Un día paseando por la plaza de la Merced se me acercó un señor, Hakim, mi actual representante, y me preguntó si quería ser modelo. Estaba de vacaciones y antes de volver a Bélgica quería hablar con mis padres para proponerles que quería contar conmigo para su agencia, Hakim Model Management. Me pidió permiso para tomarme algunas fotos y enviarlas a una agencia de París, con la que colabora. Mis padres quedaron con él y les habló de su agencia, cómo funciona, en qué consiste el trabajo de modelo… Y además les comentó que la agencia Elite París estaba interesada en mí, pero querían conocerme en persona. Así que en enero de 2016 fui a París y firmé mi primer contrato, con fecha de febrero que era cuando cumplía los 16 años. Al mes, Elite Milán contactó conmigo y firmé otro contrato con esta agencia.
Empezaste a desfilar desde muy pequeña, ¿qué opinaba tu familia al respecto?
Me veían muy pequeña para andar sola por el mundo y, como es lógico, sentían mucho miedo ante algo desconocido para ellos. Me pusieron una condición: tenía que terminar bachillerato y selectividad. Mis padres siempre me han apoyado, ayudado y han confiado mucho en mí. Lo más importante para ellos es verme feliz, y realmente este trabajo me hace muy feliz.
Y después de bachillerato, ¿dejaste los estudios para centrarte en tu carrera como modelo?
Siempre he intentado compaginar mis clases de música, el deporte y los estudios. Cuando empecé a desfilar me centré sólo en los desfiles y mis estudios de bachillerato. Aprobé selectividad y me matriculé en Publicidad y Relaciones Públicas, pero tuve que abandonarlo porque pasaba mucho tiempo fuera y me resultaba imposible. Ahora quiero seguir estudiando, pero la única opción es hacer cursos online.
¿A qué edad concretamente haces tu primer desfile internacional?
En Julio de 2016, cuando tenía 16 años, hice mis primeros castings en Milán, y allí conseguí mi primer trabajo, para Dolce & Gabbana en Nápoles. Todas las modelos volamos a esa ciudad y nos quedamos una noche allí. El backstage fue en la Iglesia di San Gregorio Armero, salíamos de ahí para desfilar por las calles de Nápoles, sobre una alfombra roja larguísima e impresionante. En el centro del recorrido hacíamos una pausa para saludar a Sofía Loren. Lo viví como algo impresionante y grandioso. Mi segundo desfile fue con Armani, conocerlo en persona y hablar con él fue un sueño hecho realidad.
¿Cuándo te vas a vivir a Nueva York? ¿Te costó mucho tomar la decisión?
En septiembre de 2018 estuve un mes en Nueva York para conocer mi nueva agencia, The Identity Models, y a posibles clientes. La ciudad me deslumbró. Empezamos con el papeleo para obtener un visado de trabajo y una vez conseguido, en mayo de 2019, me trasladé definitivamente, aunque suelo viajar mucho porque continúo haciendo pasarelas en Milán y París.
¿Siempre has querido ser modelo?
Con 6 años ya jugaba con mis primas y amigas a organizar desfiles de modelos, pero nunca pensé ser modelo como profesión, me gustaban otras cosas. Estudié bachillerato de artes y descubrí un mundo fascinante con muchas posibilidades de estudios posteriores y un gran abanico de salidas profesionales. Todas me gustaban.
¿Qué supone para ti desfilar en una pasarela internacional y con grandes marcas?
Nunca me hubiese imaginado que un día desfilaría para Armani, Dolce & Gabanna, Zuhair Murad, Georges Hobeika, Christian Ziriano, o muchísimos otros. Conocer a estas personas, que han llegado donde están debido a un durísimo trabajo y muchísimo talento, es asombroso y sólo me causa admiración hacia ellos y ellas.
¿Cuál es la última pasarela en la que has desfilado?
Acabo de hacer doce desfiles en la semana de la moda de Nueva York (FWNY 2020) y he desfilado para Christian Cowan, Burnett, Jonathan Cohen, Christian Siriano y Dennis Basso, entre otros.
¿Cómo ha cambiado tu vida desde que empezaste a desfilar?
Bastante, todo ha dado un giro. Mi vida no tiene un orden, va cambiando dependiendo de la ciudad en la que esté o el trabajo que tenga que realizar. No puedo hacer planes a largo plazo porque si sale un trabajo tengo que cambiarlos.
Has dejado tu pueblo para irte a Nueva York y cumplir tus sueños, ¿qué es lo más difícil de estar fuera de casa? ¿Qué es lo que más echas de menos? ¿Te gustaría volver a vivir en España algún día?
Aunque soy muy independiente, lo más difícil es tener que hacerlo todo y compaginarlo con muchas horas de castings o de trabajo. Estoy todo el día fuera, de un lugar a otro y aquí las distancias son muy largas: grandes caminatas, metro, taxi… Echo de menos la comida de mi abuela, la vida tranquila en España, las reuniones familiares, la salida con mis amigos y amigas… Seguramente volveré en algunos años a España, pero ahora mismo en Nueva York es donde hay más trabajo y oportunidades para mí.
¿Te costó mucho adaptarte a la gran ciudad?
Me adapto rápido a los cambios y me encanta esta ciudad, con sus ventajas e inconvenientes. Disfruto de los paseos por sus calles, la travesía en barco, sus museos y monumentos. Tengo mucha suerte y siempre me encuentro con gente maravillosa y cariñosa por todas partes.
¿Qué es lo más duro de tu profesión? ¿Y lo mejor?
Lo más duro es estar lejos de mi familia y amigos y vivir siempre pendiente del peso y las medidas (disfruto con la comida y, aunque como de todo, no me puedo pasar). Lo mejor es la gente que vas conociendo por el camino, personas increíbles, amigas pasajeras que te dejan huella, otras que te hacen inspirarte en tu día a día, que te apoyan en momentos bajos y te ayudan. Siempre comparto apartamento con otras modelos de distintas nacionalidades y voy aprendiendo de cada una de ellas, su cultura, sus costumbres… Te van marcando.
¿Alguna vez te han pedido que adelgaces para poder desfilar?
Sí, para pasar los castings tienes que tener unas medidas y un peso y si no estás dentro, pues ya hay otras modelos que lo tienen. Te pesan y te miden con frecuencia, sobre todo para las pasarelas.
Redacción: Elena Cabeza | Fotografías cedidas por Carmen Fernández.