La primera vez que vi a Carmen fue en la estación de Atocha. Junto al estanque de las tortugas tomamos un café y me sedujo completamente. Me encontré con una mujer vital, entusiasta, sonriente, alegre y con un corazón generoso y desbordante. A través de ella me encantó su familia: Alejandro al que, por primera vez conocí el día de la boda, sus peques, y sus yorkies.
Su ceremonia iba a ser muy íntima y en invierno. Deseaban un espacio precioso, cuidado y rico de detalle donde la gastronomía fuese protagonista porque ambos, junto a sus familiares, son amantes de la buena cocina. Y desde ahí iniciamos el diseño de su boda…
Por Sira Antequera
La boda de Alejandro y Carmen
Sira Antequera enfocó esta boda como hace en cada caso, centrándose en la personalidad de los novios. La idea era una boda muy íntima, y tras el diagnóstico y análisis que hace con cada pareja, Sira centró su elección en un espacio tan singular como ellos. La delicadeza, brillantez, pasión y sofisticación intelectual de los dos, requería un espacio tan especial como su personalidad.
El trabajo de Sira despunta con sus únicas características artísticas. Reconocida «Wedding Artist” por su especialización en los más personalizados diseños, es una defensora del estilo y declarada anti-modas. Diseña sin consideración a las tendencias y vuelca en sus trabajos la personalidad de cada pareja. La elección del espacio ya inicia el lienzo que será la obra final, la boda, y como tal dice mucho de ellos.
Un palacete madrileño en el que unos amigos anticuarios tienen su showroom fue la propuesta de Sira: «Junto a Antiq-BR, de nuestros queridos Cuca y Pep, preparamos otras opciones, pero la experiencia me decía que éste era el sitio para ellos. Y así fue, la entrada de la novia me mostró en un segundo que era el lugar adecuado. Y a partir de ahí, empezamos a diseñar…”
Las antigüedades europeas de Pep, del XVIII y XIX –especialmente francesas, italianas y suecas- estaban presentes en el espacio escogido para la celebración de la boda a la que acudían un grupo muy, muy íntimo, 25 invitados.
Sira planteó una ceremonia en un espacio blanco inmaculado en el que el protagonismo fue la luz, como sucede en todas las bodas que diseña. Estratégicamente ubicada, con iluminación indirecta y un pasillo de velas, dos grandes centros enmarcaban a los novios en el espacio ceremonial. El gran salón abría a un patio como un guiño en la tarde de invierno.
En otros dos salones se ubicó un cóctel fabuloso. La gastronomía es otro de los pilares fundamentales de Sí! Quiero y a su vez, los novios son grandes gastrónomos, lo que provocó la elección de Borja Artiñano, de Pocheville para el catering. Profusión de velas y una iluminación cuidada y sugestiva puso el escenario adecuado.
En el salón donde se dispuso la cena una gran mesa familiar con sensación barroca y montaje imperial fue el eje central. La «Wedding Artist” Sira Antequera es una gran amante de nuestra tradición histórica, del arte español. Busca inspiración en el estilo de sus clientes y en los grandes referentes culturales que colman nuestra historia.
Para la boda de Alejandro y Carmen diseñó una mesa imperial frente al gran espejo y planteó con Sally Hambleton las flores que tenían que acompañar la escenografía.
Distintos tonos llenaron el centro de la mesa en pequeños centros y velas. Bajoplatos de plata, sillas doradas y servilletas de lino con pliegue Valentino completaron la mesa. El bar continuaba la estética desbordante, un bodegón en caída como imán para las miradas, y otros centros en copas de forja salpicaban los dos salones. Candelabros barrocos goteaban cera potenciando la teatralidad de la luz. Un fabuloso trío de jazz acompañó la cena impecablemente servida por Pocheville. Sally Hambleton diseñó unas sombrereras preciosas como regalo. La noche fue mágica. La sonrisa de Carmen fue la luz más intensa….
Entrevista a Carmen. Esta es su experiencia.
¿Cómo empezó vuestra historia de amor?
Conocí a Alejandro hace ocho años de forma casual. Él impartía un máster al que yo acudía en calidad de alumna. Alejandro no solo era el alma máter sino que además, por su trascendencia y trayectoria profesional, era una persona cuyos trabajos de investigación había estudiado. En aquel momento tenía una idea preconcebida bastante errónea sobre él. Creí que sería una persona altiva y prepotente, pero de inmediato me di cuenta de lo equivocada que estaba.
El primer día que nos vimos ya percibimos que había algo entre nosotros. Con el tiempo comenzamos a hablar y a quedar, y ahí empezó todo.
¿Cómo fue vuestra pedida de mano?
Lo cierto es que no fue demasiado romántica ni sofisticada. Alejandro tiene dos niños que son nuestra prioridad y, aunque ya habíamos hablado de casarnos desde que nos conocimos, lo primero eran ellos. Queríamos que vieran nuestra relación como algo natural y normal. Con el paso del tiempo eran ellos, junto con toda la familia, los que nos pedían que nos casáramos y al final, tomamos la decisión.
El tiempo nos llevó a ello. Era el momento idóneo, yo acababa de presentar mi tesis, así que fuimos cerrando etapas y dando comienzo a otras de forma muy natural.
¿Cómo nos conocisteis?
Os conocimos a través de Internet. A Alejandro no le gusta ni ser el centro de atención ni el estrés social que supone una boda. Por ello, decidimos organizarla con la familia más próxima, con los que estamos semana tras semana (aún sabiendo que echaríamos de menos a mucha otra gente). Cuando tomamos la decisión de casarnos le comuniqué que estuviese tranquilo y que no se preocupase por nada. Entonces me di cuenta de que, para conseguir que Alejandro disfrutase de este momento y que la boda aunque familiar fuese inolvidable, necesitaba ayuda.
Por eso, como regalo de pedida, en lugar de tener con Alejandro un detalle material al que él por su personalidad no le daría mucho valor, se me ocurrió buscar a alguien que me ayudase con los preparativos y así poder regalarle «tranquilidad”.
En la búsqueda encontré la Web de Sí! Quiero. De inmediato me enamoré de su galería y me quedé alucinada. Lo primero que pensé es que la idea de tener una boda así me entusiasmaba y Alejandro, con la decisión, era el hombre más feliz del mundo.
¿Cómo recuerdas nuestra primera reunión? ¿Y la última?
La primera reunión fue en las fuentes de las tortugas de Atocha y aunque llevaba tiempo viviendo en Madrid, no tenía ni idea de su localización, por lo que estaba algo nerviosa por no encontrar a Sira. Estuvimos allí en un bar tomándonos unas Coca-Colas y fue genial. Sira me encantó y me enamoró. Captó desde el primer momento la esencia de lo que quería. La sonrisa con la que te mira transmite paz y tranquilidad, se puede decir que disfruté desde el primer segundo.
La última reunión fue para concretar el tema de las flores y visitar el lugar donde se celebraría la boda. Sira tiene una capacidad de empatía que te hace sentir que la conoces desde el primer día.
¿Qué fue lo que más te preocupaba de la organización de tu boda? Y ¿cómo te ayudamos a solucionarlo?
Me preocupaba por encima de todo que Alejandro estuviese tranquilo y por supuesto, que la familia disfrutase en todo momento de la boda.
Aunque la realidad es que estaba súper tranquila porque Sira lo gestionó todo. Además, hablábamos por e-mail y por teléfono continuamente.
Define tu experiencia en el día de tu boda. ¿Cómo lo viviste?
Fue muy especial. Estaba muy feliz y tranquila. El día empezó en el Hotel Palace, donde me acompañaron mi madre y la hija de Alejandro, que vivió todo con una emoción tremenda.
También fue un día cargado de recuerdos. Faltaron personas importantes en mi vida como mi abuela, que era un pilar fundamental y a la que extrañé enormemente.
Recuerdo la magia al entrar al lugar donde se celebró la boda. Fue impresionante cuando vi a toda la familia, a los niños y a Alejandro. Un sentimiento de emoción, alegría y sobre todo, de tranquilidad de contar con Sira que al verme me dijo: ¡Dedícate solo a disfrutar!
Le pedimos a la hermana de Alejandro que organizase la ceremonia. Aunque ya nos habíamos casado legalmente el día anterior, nosotros consideramos ese momento «nuestro momento sí quiero”, durante el cual toda la familia participó de una manera u otra. Fue impresionante. Alejandro me dijo que nunca se podría haber imaginado una boda así y que se volvería a casar de ese modo mil veces. En su mirada se veía tranquilidad, calidez y alegría.
La boda fue muy íntima, tan solo 25 personas, y al final la sensación era de que estábamos rodeados de las personas que están ahí para todo, tanto para lo bueno como para lo no tan bueno. Fue una boda muy emocionante, mejor de lo que podría haber imaginado nunca.
¿Nos compartes tres elementos que consideres clave para que tu boda fuese un éxito?
Las flores, Sally Hambleton trabaja muy bien y fueron un éxito rotundo.
El catering de Pocheville, la comida fue deliciosa de principio a fin. Además, algunas personas de la familia tienen intolerancias alimenticias y adaptaron toda la comida a ellos.
Y el sitio, Antiq BR y por supuesto Pep y Cuca que nos abrieron las puertas de su casa. Nos invitaron a visitar el lugar tantas veces como deseáramos e incluso incorporar y desechar todos los elementos que quisiéramos con total libertad. El trato que nos dieron fue increíble.
Quedarse con solo tres elementos es muy difícil porque en realidad todo fue excelente gracias a las personas y grandes profesionales implicados que estuvieron detrás para hacerlo posible. El nexo de unión fue que Sira, que disfruta enormemente con su trabajo, logra rodearse de gente que también disfruta. Y al final eso se nota y le da sentido a todo.
Comentadnos algo que os parecía muy fácil al principio pero que después os trajo más de un dolor de cabeza.
Las flores. Tenía muy claro que quería que estuviesen a la altura del lugar de la boda y me había enamorado profundamente del trabajo de Sally Hambleton. Además, todas las ideas que me proponían me gustaban más que la anterior. El problema es que la fecha inicial de la boda era en San Valentín, lo dificultaba. Al final bastó con cambiar la fecha una semana antes de lo previsto. Tuve mucha suerte porque el resto de profesionales se ajustaron totalmente al cambio.
Cuéntanos alguna anécdota de tu boda.
El padre de Alejandro estaba tan nervioso que en lugar de timbrar en la zona de la boda lo hizo en el edificio de enfrente. Así estuvo más de diez minutos. También sus cantes a voz en grito aprovechando los momentos en los que la madre de Alejandro no estaba cerca.
Otra de las anécdotas sucedió con los coches. Teníamos dos, uno que me recogía a mí y otro que llevaba a Alejandro y a sus padres. El chófer pensó que tenía que avisar a Alejandro para ir a buscarlo y Alejandro justo lo contrario, así que a punto estuvimos de que el novio no llegara a la ceremonia, aunque de nuevo Sira intervino y todo se solucionó.
¿Qué dirías a aquellos que no se atreven a contratar los servicios de una ‘Wedding Planner’?
Les diría que lo intentasen ellos (como hice yo inicialmente), que se pongan objetivos para descubrir cómo quieren que sea su gran día y se pregunten: ¿Quiero disfrutar de mi boda y estar tranquilo? Lógicamente la respuesta es «sí”, y esto al final sólo se consigue cuando cuentas con un profesional que sabes que te va a sacar de los típicos problemas que surgen con la organización de la boda y darte la mejor solución para cada uno de ellos, mejorando y perfeccionando cada detalle.
¿En qué momento decidisteis contar con una ‘Wedding Planner’?
En el momento en el que decidí que tanto Alejandro como yo, y toda la familia, tenían que disfrutar y vivir ese momento como algo especial. Además, mi familia está en Galicia, por tanto era algo que debía afrontar yo sola. Quería que quedase elegante, lleno de momentos para no olvidar y no me veía capaz de hacerlo yo sola. Tampoco sabía si lo que escogería estaría bien y entonces, fue encontrar la página de Sira, hablar con ella y tenerlo todo clarísimo.
¿Qué momento/s es/son inolvidables para vosotros?
Si te digo que es todo el día quizá suene a un tópico pero, cada vez que nos reunimos con nuestras familias, siempre sale el tema de la boda, haciendo referencia tanto a la comida, como a la ceremonia que corrió a cargo de la hermana de Alejandro, y al ambiente. Todo fue maravilloso e inolvidable.
Tanto es así que, tiempo después de la boda, a la hija de Alejandro le mandaron en el colegio que redactara un cuento y a la princesa de la historia la llamó Sira.
Da un consejo a los futuros novios.
Principalmente que hagan una boda a su estilo, no al estilo de nadie, y que no se dejen influir por las modas de turno. Que se quiten de tópicos, que no se dejen presionar y que hagan algo que a ellos les guste, porque así también disfrutaran los que les acompañe ese día.
Fotografías: Ramón Redondo para El Marco Rojo
|
