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La mágica boda de Carolina y Alejandro: Noche de San Juan, Venecia y un jardín encantado

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La mágica boda de Carolina y Alejandro: Noche de San Juan, Venecia y un jardín encantado

“Todo empezó en el colegio. Teníamos 14 y 15 años. Nuestros amigos empezaron a juntarse y desde entonces formamos una piña. Una Noche de San Juan quedamos todos en la playa y allí comenzó todo. Desde entonces no nos hemos separado. Es por ello que quisimos elegir el 23 de junio como fecha de la boda; vimos que ese año coincidía en que era sábado y ni lo dudamos”.

Así comenzó la bella historia de amor entre Carolina y Alejandro, dos personas que llevan unidas desde la adolescencia y que tras 14 años de noviazgo, decidieron dar un paso más en su relación. Para ello quisieron estar acompañados de alguien que fuese capaz de reflejar en su boda lo que ellos son y ellos sentían. Ese amor y esa magia que los había unido durante tanto ellos. Sira Antequera de Sí!Quiero les acompañó y guió en este bonito tramo de su camino.

 

¿Quieres casarte conmigo?

“La petición de mano fue en 2014; era nuestro décimo aniversario. Alejandro me sorprendió con un viaje a Venecia. La primera noche coincidía con mi cumpleaños y me regaló un paseo en góndola. Le pidió al gondolero que cantara una canción, pero éste le dijo que ya no cantaban. Entonces empezó a ponerse muy nervioso y yo no entendía nada. De repente, sacó el anillo del bolsillo y me preguntó si quería casarme con él. Me puse a llorar y ni siquiera podía hablar para responderle. Cuando nos bajamos, me insistió en que por favor le dijese algo y yo le contesté que por supuesto”, nos relata Carolina.

“Por lo visto, él ya llevaba mucho tiempo preparando este momento tan especial. Su abuelo ha sido joyero toda la vida y a él le encargó diseñar el anillo. En ningún momento pensé que me pudiera pedir matrimonio en ese momento”, dice rememorando aquel momento.

“Como anécdota graciosa, se le olvidó meter el anillo en la maleta y lo llevaba en el bolsillo. Cuando pasamos el control del aeropuerto de Málaga, empezó a pitar. Se puso blanco, se lo contó al guardia de seguridad y todos empezaron a reírse”, sonríe al contarlo.

La pedida

El siguiente momento que fue especial para ellos fue la pedida de mano. Un ritual que aún muchas parejas siguen celebrando: “La pedida con nuestras familias también fue un momento muy especial. Nuestras familias ya se conocían bastante. Fue un momento muy íntimo y familiar. Después, invitamos a todos nuestros amigos más cercanos a tomar unas copas en mi casa y nos acostamos a las 7 de la mañana de lo bien que lo pasamos”.

 

Preparativos

Desde el primer momento tuvieron claro que querían compartir todo el proceso con una wedding planner. Alejandro no tenía tiempo de preparar casi nada por su trabajo y Carolina se encontraba opositando y a punto de examinarse. Entonces un día Carolina llamó a Sira Antequera y según nos cuenta la conexión fue brutal: “Captó en un segundo mi esencia, quién era yo y cómo quería reflejarlo en nuestra boda. Aún recuerdo el primer día que nos conocimos y fuimos a elegir el sitio de celebración. Nos sentimos tan bien…como si la conociéramos de siempre. Estuvimos muy tranquilos sabiendo que todo estaba en manos de Sira y Carol. De la organización no nos preocupamos en ningún momento. Me llevo muy buen recuerdo de todo el proceso con el equipo de Sí! Quiero, sobre todo cuando empezamos a diseñar y a decidir. Todo fue muy sencillo. En eso, Sira es la mejor”.

Hay tres cosas a las que Carolina y Alejandro le dieron vital importancia: la decoración, la fiesta y el catering. “Una boda tiene que ser bonita, pero sobre todo divertida. Al fin y al cabo es un día en el que reúnes a toda tu gente más querida y lo que quieres ante todo es que disfruten y se diviertan. Alejandro se dedica al mundo de la hostelería y por eso para él era muy importante también el tema de la comida”.

Para el tema del menú, eligieron Goyo Catering: “Aún recuerdo nuestra primera prueba de menú; fue una noche y nos reunimos Alejandro y yo con Goyo y Sira. Al final, acabamos a las 2 de la mañana hablando de la vida y riéndonos sin parar. Sin duda, es lo mejor que te llevas de todo esto; todas las personas a las que conoces y que ponen tanto esfuerzo en tu boda para hacer que sea única”.

 

Vestido de novia y accesorios

El vestido es un diseño de Inés Martín Alcalde. Se compone de dos piezas, ya que llevaba un chaleco, desde donde salía la cola, que se abrochaba por delante. Toda la espalda estaba hecha del mismo encaje que las mangas, un mantel antiguo que Inés tenía en su taller: “Siempre me había fijado en sus vestidos y coincidía en una misma cosa, que todos me encantaban, y cada uno en su estilo, que para mí era importante. En la primera prueba, con tres telas por encima, me enseñó cuál era su idea. La verdad es que me sorprendí porque me veía completamente yo. Desde el primer momento me dejé llevar y la verdad es que acertó totalmente. Nunca me había imaginado vestida de novia pero cuando me vi con el vestido ya terminado, la sensación fue increíble. Además, tanto Inés como Rosa son un amor; nos reímos mucho en las pruebas. Echaré mucho de menos no volver a vivir el momento de cada prueba y ver cómo tu vestido se va haciendo realidad poco a poco”, recuerda Carolina.

Carolina lució unos zapatos Jimmy Choo modelo Lancer en color rosa empolvado, regalo de sus hermanas: “No pudieron elegir mejor”. Después, para el baile se colocó unas alpargatas de Mint and Rose, para estar más cómoda.

Los pendientes fueron regalo de sus suegros. Los diseñaron eligiendo piedra por piedra: “La verdad es que cuando los vi, aluciné. Son preciosos”.

También llevaba una fina y elegante pulsera de Suárez, regalo de sus amigas en el día de la preboda: “No me la pienso quitar nunca. Querían que llevara algo de ellas y la verdad es que me emocioné cuando me la regalaron. Sin ellas, todo esto no hubiera sido igual”.

Para el pelo eligió una preciosa tiara diseñada por Conchita de Bambary para una colección de Lorenzo Caprile: “Cuando llegué a la tienda, tuve un flechazo. Aunque era un cinturón. Pero Conchita me dijo que no habría problema en transformarlo en tiara; ella es un amor. Me la puse en la cabeza y ya no me la quería quitar”.

Traje del novio

Alejandro llevó un chaqué en color azul marino de la firma Lebrel: “Le aconsejaron desde el principio muy bien; fueron unos auténticos profesionales. Estaba guapísimo”, nos cuenta Carolina. Como complementos, una corbata celeste de Hermés y unos gemelos diseñados por su abuelo joyero durante su juventud.

 

La celebración

Sin duda, uno de los momentos más bonitos y especiales de la boda es la llegada a la iglesia y, sobre todo, al altar.

A Alejandro lo acompañó su madre y a Carolina su padre. Los dos estaban muy nerviosos, como es normal: “La entrada en la iglesia del brazo de mi padre es algo que nunca olvidaré”, recuerda Carolina.

Las hermanas de Carolina entraron detrás de ella. Iban de blanco, por petición de la novia. Sus vestidos fueron diseñados por Sofía Delgado, con las telas elegidas conjuntamente entre la diseñadora, Carolina y sus dos hermanas: “Mis hermanas y yo tenemos una conexión muy grande. Siempre hemos hecho todo juntas y quería que ese día tuvieran su protagonismo. No podían estar más guapas”.

Otro de los momentos inolvidables fue la entrada de los novios, a ritmo de la canción “Moviendo caderas”: “A Alejandro y a mí nos encanta bailar y por eso no queríamos una entrada con una canción lenta. Todos los invitados se pusieron de pie bailando mientras que nosotros saltábamos y bailábamos también entre las mesas. De esos momentos que se te quedan grabados en la mente para siempre. Fue irrepetible”.

 

Durante el cóctel contaron con el grupo The Hula Hulas, que amenizaron el ambiente con canciones de películas clásicas de los años 60: “Estuvieron geniales. Muchas personas nos preguntaron incluso el nombre del grupo”.

El menú ofrecido por Goyo Catering fue un éxito: “Nuestros invitados quedaron encantados. La comida estaba buenísima, todo montado con un gusto exquisito y además, el servicio impecable. No falló nada. Lo elegiríamos sin duda una y otra vez”.

Goyo, junto a Sira Antequera y Virginia Florista, había montado también un buffet de postres. Carolina no quería cortar la clásica tarta pero cuando llegaron los novios y en medio del buffet, Goyo los sorprendió con una tarta sorpresa de Chewaka: “Nos encanta Stars Wars. El dj puso en ese momento la popular banda sonora de la película y fue todo un momentazo”, relata la novia.

 

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Otro de los momentos más divertidos fue cuando empezó a sonar el himno de la legión. Todos los amigos de Alejandro lo cogieron a pulso y las amigas y hermanas de Carolina igual a ella. Todos cantaron al mismo tiempo el himno mientras subían por los aires a los novios.

Tras la cena, Carolina y Alejandro abrieron el baile con una de sus canciones preferidas: “Stand by me”, que daría paso a una larga noche de música y baile. Para ello, contrataron a Mickey Pavón como dj y al saxofonista Roberto Cantero, que hizo algunos pases junto al dj.

Los invitados no dejaron de bailar y de saltar hasta el amanecer: “Aún nos siguen diciendo que es la boda más divertida en la que han estado. Yo creo que los tres elementos clave son un buen dj, hacer partícipes a los invitados y que los novios lo den todo. Por eso, Alejandro y yo no paramos tampoco de bailar y de sonreír; nos prometimos que disfrutaríamos de principio a fin, y así hicimos. Sabíamos que lo pasaríamos bien pero no tanto; fue brutal, mágico. Menuda resaca de felicidad”.

Como obsequios, los novios decidieron regalar pulseras contra el cáncer, en homenaje a Belén, tía de Carolina, que había fallecido dos meses antes de la boda debido a esta enfermedad. También ofrecieron manoletinas a todas las invitadas, para que se sintieran cómodas y pudieran aguantar toda la noche bailando y disfrutando. Además, hubo fotomatón a cargo de Risbox.

Liven Photography se encargó del reportaje gráfico de la boda: “Ana y Gabriela son encantadoras. Hicieron un gran trabajo. Saben captar los mejores momentos y todo con mucha naturalidad. En ningún momento dudamos de que serían las encargadas de hacernos las fotos y el vídeo”.

 

El lugar

El lugar elegido para la celebración fue La Casilla de Maera. Ambos querían un lugar fuera de lo convencional, con mucha arboleda y para poderlo diseñar completamente: “El sitio reflejaba claramente lo que éramos nosotros; mi sueño de jardín encantado, mezclado con el toque de locura de Alejandro. Todavía recuerdo el momento de entrar al jardín. Era espectacular y mágico porque es como si te trasladaras a otro lugar, en medio de un bosque. Además, Pedro, su gerente, no puede cuidarlo con más mimo. Era mi sueño, lo que siempre había querido pero, esta vez, hecho realidad”.

“Además, para nosotros era importante que todo estuviera relativamente cerca para no tener que desplazar mucho a los invitados y también que todo fuera al aire libre, sobre todo la pista de baile”.

La iluminación también es parte vital de la decoración para poder crear diferentes ambientes. Para ello, Sira diseñó una iluminación increíble y variada: “Parecía un cielo de estrellas”, nos dice Carolina. Sira colocó las luces de manera desordenada para que existiera un equilibrio respecto al jardín. En el centro, colgaban dos lámparas gigantes para iluminar la mesa de los padres de los novios. Por otra parte, la zona del cóctel estaba iluminada por unas lámparas autónomas estampadas de Peggy and Co., para obtener una iluminación más cálida e indirecta. Todo estaba rodeado de zonas con sofás.

Para el seating utilizaron unas láminas pintadas y escritas por Eugeniota con dibujos de las cosas que más le gustaban a Carolina y Alejandro. Estaban colgadas de una pérgola y rodeadas de bolas de cristal con velas. Debajo había una mesa llena de musgo y velas. Eugeniota también dibujó las minutas de los novios, con un toque divertido y representándolos fielmente: “Parecía un cuento”, dice Carolina.

Respecto a la decoración floral, la idea de Carolina fue crear minijardines en cada una de las mesas, intercalando musgo, flores silvestres y velas para crear un efecto mágico. La idea fue diseñada por Sira Antequera y elaborada por Virginia González, de Virginia Florista.

Luna de miel

Carolina y Alejandro decidieron viajar hasta el continente asiático, concretamente a Birmania (actual Myanmar) y a las Islas Maldivas, dos exóticos países, ya que querían algo fuera de lo común para descubrir culturas auténticas y tan diferentes a la nuestra.

Desde YoSoyMujer les deseamos que sean muy felices.

Redacción: Fran Gallardo  Fotografía: Liven Photography y Sí! Quiero

 

Sira Antequera

Wedding Planner en Sí! Quiero

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