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La boda de Virginia y Sergio en Ronda

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La boda de Virginia y Sergio en Ronda

Los protagonistas de esta boda son Virginia y Sergio. Ella abrió su empresa de floristas que lleva su nombre hace ya algunos años; Virginia Florista. Desde entonces no ha parado de trabajar creando preciosas atmósferas basándose en la decoración floral en bodas y eventos. Virginia González ha conseguido hacerse un sitio importante en este tiempo. Trabajadora incansable, algo tímida y creativa. Sus jornadas son agotadoras sobre todo durante la temporada alta. Por lo que cuando cierra la nave con la que cuenta en el polígono industrial de La Campana lo que quiere normalmente es irse a casa y tumbarse en el sofá.

El otro protagonista de este enlace es Sergio, Sergio Fernández, «el de Frutas Eladio». Así lo conocen en el sector de la hostería. Director comercial de la distribuidora de frutas es extrovertido, alegre, divertido y siempre está dispuesto a continuar una reunión de trabajo convirtiéndola en ocio y por qué no, en una fiesta si es necesario. 

Virginia insiste en que aunque tienen personalidades muy distintas se complementan muy bien. Es una pareja que nunca se hubiese conocido en un bar. Los dos tienen en común que les apasiona su trabajo y es una parte de su vida a la que dedican muchas horas. Así que como no podía ser de otra forma, fue durante una jornada laboral donde se cruzaron sus caminos. 

 

Cómo se conocieron…

Virginia no quiso ver más allá de su papel profesional

En el mundo de los eventos casi todo el mundo se conoce. Y unos se recomiendan a otros según las necesidades del cliente. Así fue como Goyo, de Goyo Catering, recomendó a Sergio que contratasen a Virginia para que realizase la decoración del stand de un feria de alimentación en la que iban a participar. Esta vez las flores iban a pasar a un segundo plano. La decoración debía sostenerse sobre frutas y verduras que es el producto que comercializa Frutas Eladio. Un nuevo cliente para Virginia. Sergio sería el enlace y el encargado de coordinarse con ella. Reuniones de trabajo, y aunque él era encantador, Virginia no quiso ver más allá de su papel profesional. Centrada en sacar a su empresa adelante y hacer lo mejor posible su trabajo, el amor lo dejaba para las novias de las preciosas bodas que le contrataban. En ese momento de su vida no era una prioridad, ni siquiera había pensado en la posibilidad de enamorarse. 

Sergio tuvo la intuición de que había conocido a la mujer de su vida

Pero Sergio sí lo había visto claro. Al conocerla tuvo la intuición de que había conocido a la mujer de su vida, y como buen director comercial uso la persuasión para llevarla a su terreno. Pocas horas después, mientras ultimaban los detalles de la decoración del stand de la feria que le habían contratado a Virginia, Sergio la presentó entre bromas a un cliente como la “futura madre de sus hijos”. 

Y aunque a Virginia le hizo gracia el comentario, y ya empezaba a conocer el carácter divertido de Sergio, no quiso prestar demasiada atención a aquella señal de conquista que él le había lanzado claramente. Pero él sí lo tenía claro, había conocido a la mujer de su vida. Flechazo a primera vista, repetiría él muchas veces después al contar la historia de cómo se conocieron. 

Sergio, como cuando se marca como objetivo llegar a un cliente, esta vez se marcó cerrar la operación más importante de su vida. No tenía nada que ver con las cuentas, sino con lo que sentía su corazón. Supo tener paciencia e ir poco a poco convirtiéndose en alguien habitual e imprescindible en la vida de Virginia. Mensajes de buenas noches, de buenos días, a los que Virginia se acostumbró y de hecho esperaba entusiasmada. Canciones de las que ella escuchaba las letras para descifrar sus mensajes. Y aunque no estaba en sus planes enamorarse, e intuía que en algunas cosas no tenían mucho que ver, Virginia le dio una oportunidad y accedió a tomarse un café. Sentía algo por Sergio que no podía explicar, porque es difícil explicar las sensaciones que se tienen cuando comienza una historia de amor. Cuando sin pretenderlo y sin esperarlo, entiendes que llega una persona a tu vida que lo quiere es amarte y cuidarte. 

Es difícil explicar las sensaciones que se tienen cuando comienza una historia de amor

La pedida

Virginia se dejó querer y la que comenzó a atender a aquellas novias enamoradas que planificaban su gran día, comenzó a soñar en cómo sería el suyo. Sergio se había convertido en su compañero de vida. 

Tres años después de conocerse y comenzar su relación, un día de Reyes, en Sierra Nevada, Sergio le pidió que se casara con él. Virginia dibujó sobre la nieve su sí, y un recuerdo que guardará para siempre. 

Y así es como Virginia, que llevaba años dibujando la decoración del día soñado de otras novias comenzó a preparar su propia boda. Algo que debía compaginar con sus interminables jornadas laborales y con la diplomacia de dar a todo el mundo su sitio. Weding planners, catering, empresas de producción de eventos son sus clientes, y aunque le hubiese gustado que todos participasen en la organización y realización de su boda, porque son grandes profesionales con los que mantiene una amistad personal, tenía que elegir. Una decisión que no estaba exenta de conflictos en su cabeza. Le hubiese gustado contar con todos y cada uno de ellos. No dejar a nadie fuera y hacer participes a todos. Pero no podía ser. 

 

 

La preparación de la boda

Virginia siempre pensó que celebraría su boda en diciembre en una ceremonia de día. Se imaginaba como una novia de invierno, serena, elegante… No porque sea amante del frío sino porque es el momento del año en el que su agenda está más tranquila de compromisos de trabajo. 

Sergio, quería hacer un fiestón de una noche de verano, una gran boda en la que música, la diversión y el baile fuesen los grandes protagonistas junto a la manifestación compartida de su amor. Sergio se viene arriba cuando cae el sol y es entonces cuando Virginia lo que quiere es descansar. La luna y sol. Virginia tenía razón en que eran personas con caracteres diferentes, pero nada que el amor que sentían no pudiese superar. 

Sergio es natural de Ciudad Real y Virginia de Ronda, y aunque residen en Marbella ella siempre tuvo claro que quería celebrar su gran día en su ciudad natal. 

La boda se celebraría un 10 de agosto en Ronda

Cuadrar agendas laborales no resultó fácil en el proceso para elegir la fecha, al igual de la disponibilidad de los sitios que les gustaban. Los novios reservan los espacios de un año para otro y ellos querían celebrar su boda en solo unos meses. Tras mucho mirar y valorar finalmente la boda se celebraría un 10 de agosto, en pleno verano. Curiosamente los invitados del sector de los eventos y los amigos y familiares de Sergio podían asistir en esa fecha. Las piezas comenzaban a encajar tras semanas de fallidos intentos. 

Virginia tenía claro que la ceremonia quería celebrarla en el Convento de Santo Domingo de Ronda, un espacio en el que se permiten ceremonias civiles. Tras visitar muchos espacios para la celebración el que les gustó a la pareja y estaba disponible en esa fecha fue el hotel Bodegas el Juncal. Los escenarios ya estaban elegidos, ahora había que llenarlos de contenido. 

La finca

 

La boda

El catering de la boda estaba claro. Goyo era quien les había presentado y como profesional había apoyado a Virginia desde sus comienzos como florista en Marbella. Virginia confiaba plenamente en él y le dejó libertad creativa para el menú. Goyo los conoce perfectamente a los dos y supo desde el principio cómo configurar la cena para tener contentos a los dos protagonistas del evento. 

Quería disfrutar del proceso como lo hacían sus novias

Virginia comprueba a diario gracias a su trabajo como las weddings aportan algo muy especial a las bodas, tanto en el proceso de organización como en la ejecución en el gran día. Sabía que quería disfrutar del proceso como lo hacían sus novias y dejar la coordinación de los detalles en manos de ellas. Compañeras, clientes, amigas y profesionales de nivel. Difícil decisión con la que además no quería molestar a ninguna porque lo que quería era tenerlas a todas cerca. En muchos casos les une una gran amistad tras tantas horas juntas diseñando y proyectando eventos. Así que en esto se dejó llevar.

 

La novia

Sira Antequera de Sí, Quiero! fue el hada madrina que les ayudó con la elección del espacio y el vestido de novia. Una creación de Roberto Diz que la llevó a hacer diferentes viajes para las pruebas del vestido que le permitieron disfrutar de momentos inolvidables con grandes mujeres de su familia; su madre y su tía Nieves, que la acompañaron en este proceso. 

El diseñador enseguida supo lo que quería Virginia para sentirse la protagonista de su boda. Ella que siempre había contribuido a que brillasen otras mujeres ese día sería ella la que iba a brillar como nunca con una creación del diseñador. 

Unas sandalias negras de Jimmy Choo aportaban el toque arriesgado a la indumentaria de la novia. 

El maquillaje quedo en manos de Elvira, de Mac. Virginia tenía claro que quería algo muy natural, sin estridencias, como es ella. Elvira eligió ahumados para resaltar los ojos de Virginia. Marta como peluquera se encargó de materializar la idea de peinado que tenía Virginia, una cola alta sofisticada pero cómoda, que le permitiese tener libertad de movimiento ese día y sentirse ella. 

Otra wedding jugó un papel fundamental en el proceso, Patricia Navarro, también amiga de Virginia. Es lo que tiene tener amigas que se dedican a organizar bodas cuando estás organizando la tuya. En una llamada te despejan las dudas no solo como amigas sino como profesionales que son. 

 

La ceremonia

El traje de Sergio era de Mann Ceremonia

Virginia quiso sorprender a todos con un coro de gospell que pondría la banda sonora a la ceremonia. A su llegada interpretaron el tema “Me quedo contigo”, una petición expresa de Virginia y un momento que asegura nunca olvidará.

Virginia asegura que lo repetiría tal y como fue una y mil veces

Los maestros de ceremonia estaban elegidos con sumo cariño por los novios. Por parte de Virginia intervinieron su mejor amiga, Yamil, y su prima Isabel. Parte de Sergio su gran amigo Carlos, y dos de sus hermanos.

Ese día Virginia pudo ponerse en la piel de sus novios y sentir la emoción y los nervios que solo se sienten en el día de tu boda. Virginia asegura que lo repetiría tal y como fue una y mil veces.

Tres amigas y clientas de Virginia se encargaron de que ella pudiese relajarse y disfrutar durante el gran día. Sira Antequera y Patricia Navarro le echaron una mano en la fase previa de planificación, Carla de Tucco Wedding y Tara de We Do Unique Wedding también estuvieron presentes en la ejecución. Unas y otras contribuyeron para que no faltase un detalle.

 

La decoración

Otra pieza clave de la boda iba a ser la decoración floral. No, esta vez Virginia no podría ejecutarla pero sí crearla y diseñarla junto a una persona que la conoce muy bien, Francesc Porres, su maestro y profesor de la escuela de arte floral de Cataluña, con el que Virginia se ha formado y mantiene una gran amistad. 

«Quería algo moderno y romántico»

Virginia le dio vueltas durante meses a una de las decisiones más complicadas. No era un trabajo más en el que debía adaptarse a las preferencias de la wedding o una novia, era su boda. Esa decoración debía reflejarlos a ellos y conseguir la atmósfera que quería crear. “ Me tire meses pensando en qué flor, qué color, qué estilo… Tenía claro que quería algo moderno pero a su vez tenía que ser algo romántico. Busqué figuras geométricas y encontré que el hexágono simboliza a las personas creativas y lo que mas me gusto fue encontrar esto en su definición que la naturaleza utiliza esta forma como base de construcción de patrones el número 6 y el hexágono está representado en los copos de nieve …. Sergio me pidió matrimonio mientras estábamos esquiando, así que tuve claro que el hexágono no podía faltar”, nos dice Virginia. Así que sobre esa forma giró el resto de los elementos visuales de la boda incluidas las invitaciones.

Esa decoración debía reflejarlos a ellos y conseguir la atmósfera que quería crear

Virginia también cuenta con una empresa en la que alquila mobiliario y enseres para eventos, así que eligió de su catálogo mesas ovaladas de madera las fusionó con mesas de espejo rectangulares y mesas de oro rosado cuadrado, lo que daba como resultado un diseño muy simétrico.  

La decoración floral daría el toque asimétrico mezclando centros florales altos y bajos. Los altos, sobre unas estructuras doradas con la base en forma de hexágono donde colocó unas bases de maderas con una explosión de flores y colores. Estos centros reforzaban su elegancia con candelabros de cristal y velas en color púrpura.

La cubertería también era de su empresa y eligió también usar varias dando un resultado arriesgado pero impecable. Para cada plato se usó una cubertería diferente en la que se contemplaban tres tipos en color negro, champan y oro rosado. La cristalería seguía en la línea de los candelabros de cristal; una cristalería labrada y para terminar un plato de presentación con el logotipo diseñado para el enlace.

 

La cena y la fiesta

La parte de la cena ya estaba bastante avanzada gracias a Goyo pero aun quedaban otros detalles por definir. Los meses de preparación de la boda coinciden con los picos de trabajo más altos de Virginia y Sergio. Así que muchos de estos detalles se decidieron en el último momento sabiendo que estaban acompañados por grandes y amigos y profesionales para darle forma. 

Sergio se encargó de elegir el repertorio musical de la fiesta junto a Achi Castillo de One2One que sería el encargado de llevar toda la parte del espectáculo de luz y sonido y de que fuese una sorpresa hasta para los novios la producción. La música en directo y la de DJ se sucederían durante toda la noche. 

Se creó una zona con sofás para que los invitados entre baile y baile pudiesen descansar mientras disfrutaban de la fiesta con el mobiliario de Decoración Chill Out. 

También se dispuso un beaty corner para que las invitadas pudiesen retocarse el maquillaje. 

Y baile, mucho baile y mucha música. Como la de los tambores de Mellizon que además aportaron mucha originalidad.

Así fue el 10 de agosto en el que Virginia y Sergio se dijeron ‘Sí, quiero’ rodeados de personas que son muy importantes para ellos. Un precioso recuerdo que nos hace viajar al pasado y desear que todo esto pase lo antes posible. Volveremos a celebrar. 

Fotografía: Nani de Pérez

 

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