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La boda de Maite y Paco

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La boda de Maite y Paco

Maite y Paco son dos entusiastas de la botánica. Tanto, que se conocieron en la facultad de Farmacia. Muchos de sus invitados comparten profesión y pasión con ellos, así que su intención era convertirlo en el eje temático de su boda de algún modo. Ya desde el principio el albarelo, ese antiguo contenedor de cerámica de las farmacias, irrumpe con fuerza, y su silueta se convierte en el soporte de las invitaciones. 

Los novios venían desde Canarias a casarse a Málaga, y tenían invitados de toda España.  Sabían que querían disfrutar de una boda única que reflejase su estilo personal, y que para eso necesitaban contratar una Wedding Planner. Porque además el objetivo era disfrutar sin límite y sin ocuparse de nada.

Todas las bodas que les gustaban les remitían a los diseños de Sira Antequera, de Sí Quiero Wedding Planners, así que decidirse fue sencillo. Sira Antequera firma el concepto y diseño de la boda completa de Maite y Paco, y junto con su equipo, la planificación y la coordinación completas, en ese nivel extraordinario de sus bodas.

La celebración empezó con dos noches de fiestas previas a la boda. Los invitados hicieron gala de una energía apabullante. Todo auguraba que iban a responder de maravilla a lo que les esperaba. 

 

El día amaneció nublado. Las previsiones eran de lluvia y Maite y Paco, dispuestos a disfrutar al máximo del día, afrontaron la lluvia con muy buen ánimo. 

Maite eligió a Javier Alcántara para que le diseñara su vestido de novia, y para su tocado a Bambary. Llevó un ramo de ranúnculos en rosa bebé hecho por Virginia Florista.

La ceremonia religiosa se celebró en el Colegio de Las Esclavas. La madrina, vestida por Lorenzo Caprile, acompañó al novio, de smoking. 

Tras la ceremonia todos los invitados se dirigieron al Jardín Botánico, que era el sitio que desde el principio les enamoró. Allí les esperaba una fiesta con todos los ingredientes. 

El cóctel estuvo acompañado con música en vivo. Las estaciones de varios tipos y la coctelería esferificada hacía disfrutar a los invitados. Un montaje de antiguos albarelos era el seating hecho a medida en cerámica.

 

La entrada a la cena estaba marcada por multitud de velas y un despliegue de sugestiva iluminación al ritmo de jazz en vivo. Los manteles en color cereza resaltaban en el suelo negro y contra la sillería de negro terciopelo. Las flores iban del rosa más tierno al color mora más intenso. Los meseros también eran albarelos con ilustración botánica clásica. Se sucedieron momentos de risas y ternura, hubo algún cumpleaños y todos los participantes se emocionaron. Y tras eso, la fiesta, con actuaciones en directo, un fantástico Dj, buffet de postres y chuches, PhotoBooth…

El tren que les facilitaba la vuelta hasta los autobuses se convirtió en la última e improvisada diversión. Qué energía tan impresionante la de este grupo. Apenas tenían unas horas para dormir. A mediodía les esperaba la última fiesta de despedida a la que nadie quiso faltar…

 

El novio nos cuenta…. 

Conocí a Maite hace muchos años, y en agosto de 2016, en un arranque de espontaneidad, como todo lo que acompaña nuestra relación se me ocurrió pedirle la mano, y ahora, meses después os cuento cómo dos personas que no conocíamos de nada entraron en nuestra vida, nos robaron un trocito de nuestro corazón y nos hicieron pasar la boda más extraordinaria del mundo. Hicieron una boda millones de veces mejor que todo lo que habíamos pensado y planteado.

No sé en qué manera Maite investigando por internet, me propuso hacer nuestra boda en el Jardín Botánico de la Concepción en Malaga, ciudad de la que ella es, y a los pocos días me comentó que había pensado que podríamos contratar una Wedding Planner, profesión que yo no conocía. Ella me enseñó una web de bodas que le encantaba. La verdad que lo que me enseñó me gustó y le propuse que llamase. Yo era bastante reticente, y mientras ella contactaba con Sí! Quiero, yo por mi lado hice varias llamadas para intentar conseguir por mi cuenta una persona que nos organizase la boda. 

A los pocos días me dijo Maite que en Sí! Quiero le habían dicho que antes de contratarlas teníamos que hacer una videoconferencia sobre su método de trabajo. Minutos antes de esa videollamada tenía la intención de hacerle las millones de preguntas nerviosas que tenía, y hacerle saber desde el primer momento cómo quería que fuese mi boda. De repente sonó el iPad y al otro lado de la pantalla apareció Sira con un saludo cariñoso que me caló en lo más hondo, una persona que cautiva con su voz y que nos contó con todo lujo de detalles cómo le gusta trabajar y hacer las cosas.

Nunca olvidaré las frases que me marcaron… Esa conversación acabo con un «pensadlo, os pasamos presupuesto y si queréis empezamos». Al colgar Maite y yo nos miramos y sonreímos, y lo primero que dijimos fue un “nos gusta”. Aquel fue el principio de una boda deslumbrante, de ensueño. 

Después de unos meses de incertidumbre en los que no me parecía que la cosa avanzara (soy puro nervio y si no veo las cosas me ataco rápido), llegó el día en que conocimos a Sira en persona, ya no a través de la pantalla. Nos vimos en el Jardín Botánico que yo no conocía, para decidir cómo íbamos a hacer las cosas. Seguidamente nos fuimos a su oficina. Ya empezaba a ver movimiento de la boda por fin, mas cual fue mi error: ella ya había hecho miles de cosas y yo sin percatarme… Ese día fue fantástico, nos sentamos a trabajar en la boda y se nos olvidó hasta comer, todo fue tan divertido que no queríamos que terminase el día. Sira estaba pendiente de todo lo que le decíamos y a nada decía que no. Y ese día conocimos a su mano derecha, Carolina, otra persona fantástica, con la misma filosofía que Sira. Son un gran equipo. Este fue el punto de partida para el día más grande de mi vida: un ir y venir de llamadas telefónicas, de WhatsApps, y de mails que ahora echo mucho de menos.

Avancemos un poco en la historia… Llega la semana de la boda, todo el mundo nos preguntaba si estábamos nerviosos y la verdad que puedo decir que los nervios no habían aparecido, ya que estaba detrás siempre ella, una persona que deja pequeña la palabra profesionalidad.

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Unos días antes de la boda se augura la catástrofe: iba a diluviar. Con una boda programada íntegramente al aire libre cambian el tiempo y la temperatura. Los pronósticos eran los peores: iba a llover torrencialmente. Lo normal hubiese sido ponerse atacado de los nervios viendo que todo se podía estropear, pero no fue así, ya que la confianza y la tranquilidad que llevaba meses transmitiéndonos Sira hizo que nosotros ni nos pusiéramos nerviosos, ni nos preocupásemos por nada. Todos los invitados decían sin parar “qué pena que el tiempo esté así”, a lo que yo les respondía “ a mal tiempo buena cara”. Es fácil ser así de positivo cuando sabes que te respalda la mejor de las mejores.

La noche previa a la boda nos organizaron una doble cena, una para los mayores, y otra con fiesta para los jóvenes. Con la de los jóvenes volvimos loca a Carolina hasta que dimos con el ideal y ella siempre estaba al otro lado del teléfono con una carcajada, dispuesta a volver a empezar de cero. Yo jamás habría tenido esa paciencia, pero ella sí: gracias Carol. Por supuesto todo salió perfecto. 

Y llegó el día más impresionante que he vivido. A todos los profesionales con los que trabajamos he de decirles: GRACIAS, qué maravilla contar con personas así. Nos casamos en la Iglesia del colegio de Las Esclavas.  En la puerta coordinándolo todo ya estaba Sí! Quiero, ocupándose de cada detalle. Salimos de la iglesia y después de saludar a todos los invitados nos quedamos a solas con los grandes profesionales de video y fotografía que elegimos:  Nacho Arias, Nani de Perez y sus ayudantes. Nos reímos muchísimo, Nani veía fotos increíbles a pesar del tiempo, y Nacho hizo gala de su humor, y qué fotos y video impresionantes nos han hecho. 

 

Cuando llegamos al Botánico empezó la magia…  Cómo estaba todo de bonito, ¡sublime! Nuestra querida Sira (y esto no sé cómo lo hizo), se metió en nuestra cabeza y consiguió hacer realidad la boda que siempre habíamos soñado, o incluso mejor: no importaron lluvia, ni frío, ni nada, ella obró su magia y nos hizo pasar una noche de ensueño, a nosotros los novios y a todos los invitados. No hay palabras en el mundo para describir lo increíble que estaba todo. 

Seating plan 

Sira, te estaré eternamente agradecido por lo emocionante, fantástico e inolvidable que fue ese día, y que sin ti y tu gran equipo de profesionales no podría haber sido. Eres la mejor del mundo, y a todos les recomendare que confíen en ti con los ojos cerrados. Si existe el mundo de los sueños, tú eres el hada que los hace realidad. Te llevo en mi corazón y siempre estarás presente en nuestras vidas. Gracias, gracias y mil veces gracias.

Firmado: Paco

 

Sira Antequera

Wedding Planner en Sí! Quiero

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