Desde hace más de quince años, Antonio García conduce su taxi por las calles de Málaga. Incluso ahora, cuando el confinamiento mantiene a todos en casa, él no abandona su coche. Como el suyo, son más de 1.400 los taxis, el número de licencias activas en Málaga, los que están haciendo turnos estos días para prestar un servicio público.
Precisamente por este motivo, por su labor como servicio público, y a pesar de lo que Antonio querría, tiene que salir a la calle cada día alterno, sentarse en su coche durante toda una jornada y, acompañado de lo que suena en la radio, esperar a que algún ciudadano levante la mano para detenerlo y, así, empezar la carrera.
No son buenos días para los taxis, ni para la mayoría de los negocios, a decir verdad. Tampoco son buenos días para los taxistas. El reducido espacio en el que desarrollan su profesión, y el trasiego de gente diferente que pasa por los asientos de sus coches, hacen que estén altamente expuestos al coronavirus.
Los coches blancos, con su tira azul cruzada en las puertas, son personajes principales de Málaga. Ese tipo de personajes a los que hay que prestarle atención para darse cuenta de que están ahí, a pesar de que nunca faltan. Pero sí, incluso durante tiempos tan excepcionales como estos en los que el riesgo de contagio lo extienden a sus casas, los taxistas siguen en las calles, esperando a que alguno de nosotros lo necesitemos.
De la mano de Lorenzo Carnero, reportero ocasional y fotógrafo incansable incluso en plena cuarentena, descubrimos el testimonio de Antonio García. Así vive el sector del taxi el seguir con su actividad durante los días de confinamiento.
¿Cómo están siendo estos días de trabajo?
El Ayuntamiento, las cooperativas y la junta directiva del taxi determinaron trabajar un día los taxis pares y otros los impares; y así hasta que la pandemia no nos afecte tan terriblemente como ahora. También se tomó esta decisión por la bajísima demanda del público… nos evitamos así no estar horas y horas esperando.
¿La gente cumple con las normas de seguridad?
Sigue habiendo algún que otro irresponsable, aunque la gran mayoría está cumpliendo lo de quedarse en casa.
«Me siento superorgulloso de lo obedientes que estamos siendo en Málaga»
Yo vivo en Ciudad Jardín, y estoy viendo que algún que otro vecino se salta a la torera el tema del confinamiento, como en todos los barrios de Málaga, supongo. Pero la mayoría estamos siendo responsables. Si no cumplimos estas normas, esto va a ser más que la hecatombe que es ya.
Pero me siento superorgulloso de lo obedientes que estamos siendo en Málaga, ¡que buenos somos! Nos estamos comportando de maravilla. Yo, en concreto, estoy siguiendo todas las directrices que me están marcando desde arriba: desinfectar el taxi y usar mascarilla durante los servicios.
¿Sientes miedo de seguir trabajando?
«Tengo mis altibajos. A veces, pienso que me la estoy jugando»
Sí, tengo mis altibajos. Hay momentos en los que estoy muy positivo y con ganas de tirar para adelante. Otros me vengo abajo y pienso que me la estoy jugando. A mi en realidad me gustaría estar en mi casa, pero en mi trabajo o sales a la calle o no ganas dinero. Y somos una de las actividades autorizadas. Somos de servicio público. Pero sí, se siente miedo porque en el taxi, tan cerrado y tan pequeño, es muy fácil contagiarse.
¿Valora la gente que sigas al pie del cañón?
Hay personas que sí están usando el taxi y lo están valorando, pero mi opinión ahora mismo no es muy relevante porque hay poquísima clientela. Para hacerse una idea, estoy desde las cuatro de la mañana, es la una de la tarde, y llevo cinco servicios, que lo haría en dos horas de trabajo en circunstancias normales.
Los pocos clientes que he cogido lo valoran, pero a nivel general no creo que se nos tenga muy en cuenta, a pesar de nuestro alto riesgo de contagio. Nadie ha apreciado públicamente nuestra labor. Y menos cuando en otras ciudades los taxis están haciendo carreras gratuitas a los sanitarios o cobrando un euro. Pero no todos podemos permitirnos eso, la economía no me deja.
Fotografía: Lorenzo Carnero