Víctor Carracedo es el chef del Gran Meliá Don Pepe, uno de los hoteles más emblemáticos de la Costa del Sol y buque insignia de la cadena. Si bien hace unas décadas el papel de los cocineros era casi anónimo, hoy en día sus nombres son un referente a la hora de elegir dónde comer e, incluso, determinan los destinos de ocio, al igual que el atractivo de pueblos y ciudades. Precisamente, ese es uno de los temas que tratamos con él.
Zaragozano de nacimiento, siempre se ha sentido en casa en Marbella. A diferencia de otros compañeros, su nombre está estrechamente vinculado con este establecimiento de la cadena Meliá, donde dirige un equipo de más de medio centenar de personas, supervisa los menús de los eventos y gestiona las ofertas gastronómicas de restaurantes como ERRE & Urrechu y Bardot, cada uno con sus propias peculiaridades.
Asegura que su trabajo no es cuestión de horas, aunque el tiempo es un factor importante en la cocina; es, más bien, cuestión de disfrute, pues esto se refleja en el resultado. Hablamos de la vasta riqueza gastronómica de nuestro país, donde el clima y la idiosincrasia de cada región aportan un ingrediente más a sus platos y sabores. Carracedo lo sabe bien, ya que su trayectoria profesional se ha desarrollado en diferentes comunidades.
Lejos de atribuirse todos los méritos, Víctor destaca en varias ocasiones durante la entrevista el valor de su equipo, tanto el de cocina como el de sus compañeros en puestos directivos del hotel. La innovación y el esfuerzo por estar a la altura de las expectativas del cliente son sus guías. Un cliente que, además de alojarse en el hotel, incluye al cliente local, pues el Meliá Don Pepe ha conseguido convertir sus restaurantes en referentes de Marbella.
Con los años, parece que nos despojamos de tanto artificio y volvemos a lo esencial, algo que compruebo en cada entrevista. En las tendencias de cocina está ocurriendo algo similar: el regreso al producto, el realce del kilómetro cero, se imponen sobre las elaboraciones complejas que estuvieron de moda años atrás. Víctor disfruta en un restaurante Michelin, pero casi más en la barra de tascas y tabernas. Quizá por ello, dos establecimientos del casco antiguo de la ciudad llevan su sello.
Me recibe en el lobby, en el espacio Audrey, y me propone mantener la charla en una nuevo especio de reciente creación que pertenece a Bardot. Este restaurante es un claro ejemplo de cómo se escuchan sus propuestas, ya que deseaba crear un lugar especializado en arroces, y lo logró. Ahora se encuentra inmerso en la planificación de las propuestas navideñas.
Os invito a descubrir a Víctor Carracedo.