Emprender no es fácil y mucho menos que al emprender el proyecto funcione. Muchos de los negocios que se abren en este país no alcanzan su segundo año de vida. Una empresa fracasada puede hacernos desistir y tirar la toalla, plantearnos el no intentarlo nunca más. Metemos nuestros sueños en un cajón, buscamos un trabajo por cuenta ajena y nos olvidamos de las ganas que tenemos de crear. Pero últimamente, leyendo sobre empresarios de éxito, en la mayoría de sus curriculums encuentro historias de empresas que acabaron en fracaso antes de alcanzar el éxito. Por eso, cuando se planteó la segunda edición del Foro Igualmente de la Diputación Provincial de Málaga, del que soy colaboradora, sabíamos que había que buscar un perfil así. Alguien que viviese el éxito pero que supiese cuál es el sabor del fracaso. Alguien que hubiese sido capaz de superar los miedos y lo hubiese vuelto a intentar. Alguien que estuviese triunfando en el mundo de los negocios y que fuese alguien cercano. Una persona que sirviese de inspiración para los asistentes. Y en aquel momento nos vino a la cabeza el nombre de Laura Muñoz, co-fundadora y Directora de chicfy.
Tras el éxito de su última campaña de publicidad ha sido mucho lo que hemos podido leer sobre Laura Muñoz y Nono Ruíz, su socio. Juntos comenzaron esta aventura en febrero de 2013 y en la actualidad facturan al año con la empresa en torno a los 10 millones de euros.
Venían de un fracaso estrepitoso al apostar por un negocio de hostelería. Me gusta siempre pensar que cuando la vida nos dice «no” a algo que deseamos es porque no debe estar en nuestro camino, aunque nosotros no lo entendamos en ese momento.
Después de un fracaso te hundes y te retiras o te hundes, te levantas, te reinventas y tomas otro camino. Y eso es lo que hicieron ellos.
Tanto Laura como Nono habían trabajado en tiendas de moda en Granada pero decidieron dar un paso más y abrir un bar, algo en lo que ninguno de los dos tenía experiencia. El resultado fue que un año después traspasaron el local y se quedaron con una deuda que tardarían años en saldar. Era el año en el que comenzó la crudeza de la crisis, 2008. Los dos volvieron a las tiendas pero ni aún así les daba para llegar a fin de mes y afrontar el coste de su aventura en la hostelería.
Así que su ingenio les llevó a apuntarse al programa Atrapa un Millón de Antena 3. Gracias a su participación en el programa pudieron saldar sus deudas además de repartirse un dinero entre los dos.
3000 euros en la cuenta del banco y 5 intentos fallidos de negocio por parte de Nono, fueron necesarios antes de que por fin llegase chicfy. Debe ser verdad aquello de que quien la sigue la consigue. Con 4500€ nació lo que hoy es una de las startup más importantes de compra-venta de ropa en España.
Un dato que es muy relevante, para que nos hagamos una idea del éxito de Chicfy, es que cada segundo se sube una prenda a la APP y cada 6 segundos se produce una venta.
En octubre de 2016 superó un millón de descargas, tres años y medio después de su lanzamiento.
Sólo el pasado año se publicaron más de 2,5 millones de prendas y se vendieron un total de 670.000. La web y la APP en conjunto recibieron hasta septiembre de 2016 más de 47 millones de visitas de más de seis millones de usuarias únicas.
Laura era la persona a la que estábamos buscando. Tenía esa intuición, me dio una corazonada y tras conocerla y conocer la impresión de los asistentes al II Foro Igualmente que se celebró en el Beach Club del hotel Vincci Estrella del Mar el pasado 30 de marzo, sé que acertamos.
Cercana, divertida, sin que se le haya subido lo que ha conseguido, Laura estuvo receptiva y comunicativa con todos los asistentes al foro. Por ese motivo, y rompiendo el formato habitual de entrevistas de esta sección, en esta ocasión quiero compartir en Primera Persona el vídeo de su intervención. Así su testimonio no se quedará sólo para los que asistimos, si no que su experiencia puede servir a cualquier persona que la quiera escuchar. Lo importante de este vídeo es su mensaje.
Gracias Laura por darnos tanto en tan poco tiempo, gracias por tu sinceridad, por enseñarnos que no hay que rendirse, que las segundas oportunidades pueden ser incluso mejores.
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