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Rosa Vañó de Castillo de Canena protagonista de la jornada ‘Rompiendo Moldes’ en San Telmo

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Rosa Vañó de Castillo de Canena protagonista de la jornada ‘Rompiendo Moldes’ en San Telmo

La Cátedra ‘Mujer, Empresa y Sociedad’ del Instituto San Telmo organizó unas jornadas bajo el nombre ‘Rompiendo Moldes’. El objetivo de esta Cátedra es dar mayor visibilidad de mujeres empresarias y directivas de éxito, por lo que la protagonista es Rosa Vañó, socia, directora comercial y pieza clave en Castillo de Canena. Una empresa especializada en la producción y distribución de aceite gourmet que triunfa en las mesas y paladares más exigentes desde hace años, cuando se encargaron de dar al aceite categoría de producto de lujo.

Brita Hektoen, directora de la Cátedra Mujer, Empresa y Sociedad dio la bienvenida y explicó, ya que había muchas personas que participaban por primera vez, que la Cátedra nació hace dos años, entre otros objetivos, para poner en valor el papel de la mujer en la empresa: «La mujer representa el 50% del capital humano en el mundo, su nivel de preparación es similar a las de los hombres, pero sin embargo su presencia en la dirección de empresas es escasa, debido fundamentalmente a razones ajenas a sus capacidades y disponibilidad».

 

En esta ocasión, la cita que había organizado San Telmo giraba en torno al método del caso, que supone el aprendizaje por descubrimiento, en el que se explicaba cómo había sido la evolución en el mercado desde su fundación hasta 2015; año donde se planteó un punto de inflexión en el que tienen que tomar la decisión de si vender o no la empresa ante una oferta que les hacen.

Rosa Vañó fundó en 2003 la empresa junto a su hermano Paco. Para ello, dejó su puesto como Directora de la BU de carbonatos en The Coca-Cola Company.

Antes de contar con su testimonio y su experiencia como empresaria, mujer y madre, los asistentes, entre los que había hombres y mujeres de distintos sectores empresariales, se reunieron en grupos para tratar los principales puntos del caso y analizar las posibles respuestas a las preguntas que se iban a debatir junto a la profesora del máster de Economía y Dirección de Empresas de San Telmo, Mercedes González.

Para ello habían leído previamente el caso que se había mandado por mail a los inscritos en la jornada.

Tras los grupos de trabajo, todos juntos se expusieron las principales claves, fortalezas y debilidades de la trayectoria de una empresa que había llevado a los fundadores de Castillo de Canena a tomar una importante decisión en 2015: vender o continuar.

 

Guiados por las explicaciones y las cuestiones de la profesora Mercedes González los asistentes fueron aportando su visión particular de la trayectoria y las decisiones tomados en esta empresa familiar, cuyo producto se considera el Vega Sicilia de los aceites.

En esta exposición se presentó una empresa que gira en torno a la innovación, la vanguardia, la tradición, lo ecológico, la exclusividad y que va más allá de la calidad para alcanzar la excelencia, todo en torno a un branding con un posicionamiento de lujo en el mercado internacional.

Mientras se debatía el caso, Rosa Vañó era testigo de todas la visiones y opiniones que se presentaban en la sala.

 

Rosa Vañó es licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid, cuenta con una dilatada trayectoria profesional y amplia experiencia en gestión adquirida en diversas multinacionales de diferentes sectores como la Warner. Tras desempeñar diversos cargos de responsabilidad en compañías multinacionales americanas -los últimos nueve años en The Coca-Cola Company- en el año 2003 funda Castillo de Canena Olive Juice. Una empresa familiar que logró posicionar en poco tiempo la marca como referente de innovación y calidad dentro del mercado de aceites de oliva de alta gama en todo el mundo.

Durante estos años al frente de Castillo de Canena ha logrado afianzar la expansión internacional de la compañía, presente ya en 50 países; un espectacular crecimiento basado en la alta calidad y el prestigio de sus aceites, como avalan numerosos premios nacionales e internacionales.

Entre ellos, desde 2013 la empresa lidera consecutivamente y con máxima puntuación la prestigiosa Guía italiana Flos Olei, y en 2016 es además distinguida como ‘La Empresa del Año’. En el 2018 ha alcanzado la puntuación de 99/99 en la misma guía y la mención del «Mejor AOVE del Mundo».

Cuando llegó su turno de intervenir comenzó explicando los mayores errores que había cometido en la empresa relacionado con la exportación de sus productos. “Por querer vender y hacer crecer los números me equivoqué con los distribuidores de México y Rusia”, y explicó en qué se había equivocado y cuál había sido la solución.

Evidentemente aquella cuestión que se planteó en 2015 sobre la venta de la empresa no llegó a hacerse efectiva y decidieron continuar, crecer y lanzar nuevos productos. Rosa compartió con la audiencia las decisiones que habían tomando y en los productos en los que se habían materializado. Actualmente se encuentran trabajando en aceites esenciales para el uso en coctelería y en quesos, algo innovador que le produce mucha satisfacción tanto el desarrollo de los productos como la respuesta que están teniendo en el mercado: “ Con un Maestro Picolier hemos hecho un aceite espaciado para postres y chocolates. Estamos trabajando las ocasiones de consumo que hasta ahora mismo no teníamos y que nos están llevando a innovar”.

Desarrolló también sin reparar en detalles su estrecha relación con los distribuidores y los grandes chefs, su experiencia en diferentes mercados internacionales, y el proceso cuidado que se lleva a cabo para elaborar cada uno de sus productos, además del mimo que se emplea en el diseño y packaging para que desde antes de comprar una botella, el consumidor ya esté disfrutando la experiencia de consumo.

Sobre su experiencia como empresaria y madre también compartió algunas de sus reflexiones y vivencias con mucha sinceridad: “ Me fui de Coca-Cola porque tuve la crisis de los 40. Tenía ganas de hacer algo, y como solución a esa crisis fundamos la empresa”.

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Es madre de tres hijos, uno de 21, y dos hijas de 19, y 17 años: “ Me arrepiento de haberme pasado de hacer cosas, porque he renunciado a mucho. Pero no sé hacer las cosas a media. Mis hijas alguna vez me han reprochado que por ejemplo no fuese a una actuación del cole porque estaba de viaje”. Una sensación que comparten muchas madres con una vida profesional activa en el mundo de la empresa, y con un alto nivel de exigencia sobre sí misma: “ Pero esto no se hace por una cuestión de dinero, en una multinacional ganarías más, es mucho más, es pasión”.

 

Es cierto, como ella reconoció, que tanto el Castillo de Canena, que da nombre a la compañía, como los olivares eran patrimonio familiar, pero la empresa tuvieron que crearla desde cero ella y su hermano. Actualmente están rodeados por equipo de profesionales en los que destacan una mayoría de mujeres en puestos de responsabilidad: “ Tengo a tantas mujeres en el equipo porque trabajamos muy bien juntas. Somos muy piña, y tenemos más paciencia y fortaleza que los hombres. Ellos tienen más ego, y hay que estar continuamente gestionando eso. Nosotras somos capaces de poner el bien común y un objetivo a nuestro propio ego”.

Todo el mundo pudo hacerle preguntas tanto más del ámbito empresarial como profesional a las que respondió con total franqueza.

Normalmente en las mujeres la trayectoria profesional suele estar marcada de una manera más evidente que en los hombres por la vida personal. Rosa con su testimonio volvió a ser un ejemplo de ello y de que con trabajo, pasión y esfuerzo se pueden superar todos los obstáculos.

Redacción: Ana Porras

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