«No tengo tiempo», «voy a mil», «me tengo que ocupar de muchísimas cosas y últimamente hay tantos cambios de último minuto, que no soy capaz de seguir el ritmo», «vivo como en un continuo Tetris encajando cada parcela en su hueco que no me queda tiempo ni para respirar.»… Y así todo el rato, con todo el mundo, a todas horas.
Bien, siento comunicarte que todo esto es MENTIRA. Sí, tal cual, en mayúsculas, hay muchísimas cosas que nos unen a todos los humanos, y una de ellas (y en este caso concretamente) es que todos, independientemente del género, posición social, cultura, educación… todos tenemos 24 horas al día para utilizar como queramos. Eso sí, hay una cosa que se nos olvida con mucha facilidad, el tiempo no es infinito, simplemente dejamos de valorarlo porque sencillamente esta ahí, no has tenido que trabajar ni es forzarte para tenerlo, lo das por hecho, te levantas cada mañana y tienes un nuevo día. Solamente amaneces y una vez más, eliges cada día qué hacer con esas 24 horas que tienes por delante, exactamente igual que el resto de la humanidad.
Entonces, si todos tenemos el mismo tiempo cada día, ¿qué hace que unos tengan más y otros menos? ¿Cómo lo estamos invirtiendo? O, mejor dicho, ¿cómo estamos enfocando nuestra inversión? Porque la realidad es que, si yo elijo cada día en que voy a invertir mi tiempo, y siento que no llego, ¿qué debo seguir manteniendo y que debo eliminar?
La primera respuesta cuando le preguntas a alguien para qué trabaja suele ser, automáticamente, «por dinero». Respuesta totalmente valida y coherente, no obstante, cuando indagas un poco más allá: ¿Para qué quieres ese dinero? Para tener comodidades, bienestar, seguridad, para los míos, el futuro…. Lógico y normal, al final, cuando ahondas más en profundidad, todos queremos lo mismo, y si todos buscamos lo mismo, ¿por qué seguimos haciéndolo tan mal? ¿Qué pasaría si diésemos el mismo valor al tiempo que al dinero? ¿Cómo cambiaria tu vida entonces?,¿Qué sería diferente?
Para un segundo y mira a tu alrededor: ¿Qué hacen con su tiempo las personas más felices que conoces?
Se nos pasa la vida clasificando el precio de las cosas, qué me puedo permitir y que no, cuando en realidad tal vez deberíamos enfocarnos mejor en el valor de las cosas, porque el precio y el valor son diferentes, de hecho, cada vez que nos apetece darnos un capricho nos reconfortamos a nosotros mismos con un «porque yo lo valgo» o «porque me lo merezco», y cuanto mas caro sea aquello que nos permitimos, más valor le damos. Dicho todo esto, entonces, ¿cuál es el valor de tu tiempo?
“Si tu trabajo es comer una rana, es mejor hacerlo a primera hora de la mañana. Y si tu trabajo es comer dos ranas, lo mejor es comer la más grande primero.” Mark Twain
En mi posición como Coach profesional, me encuentro con clientes que se enfrentan a estas reflexiones cada día, y es que siempre será un buen momento para reubicar todas tus parcelas y ponerlas en perspectiva, porque a veces lo urgente no es importante, y hay veces que lo importante no es lo urgente, y también hay otras veces que vivimos situaciones en las que sí, es urgente e importante al mismo tiempo, sin embargo nos cuesta mucho discernir entre una cosa y otra, y eso es lo que nos consume ese «no tengo tiempo» constante que al fin y al cabo no es mas que un conjunto de tres palabras repletas de excusas para evitar el cambio y alcanzar aquello que tanto anhelas pero que no dejas de auto boicotearte constantemente.
Podemos pasar horas «matando» el tiempo entre redes sociales, WhatsApp o enganchados a la última serie de moda, y no ponemos en valor todo ese tiempo perdido cuando nos refugiamos en la queja por la falta de ello.
¿Y si ese tiempo te costase dinero? ¿Y si ese tiempo «perdido» fuese dinero perdido? ¿Cuánto tiempo estarías dispuesto a pagar por él? ¿Tal vez preferirías invertirlo en otra cosa? Porque en realidad te esta costando algo mucho mas valioso que el dinero per se…
Pon tu vida sobre la mesa, reorganízala, clasifica tu día, tus tiempos y tus tareas entre importante, no importante, urgente y no urgente. Porque si un cuadrante tan sencillo como el que tienes a continuación permitió a Dwight Eisenhower, el presidente número 34 de los Estados Unidos, llevar a cabo innumerables mejoras y proyectos a lo largo de su vida, su carrera y su mandato, ¿qué posibilidad hay de que no puedas hacerlo tú?
Paula Díaz Ruíz, Coaching
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