Elena Gómez, es una joven periodista que tras una dilatada carrera en medios de comunicación nacionales contando noticias a todo el mundo, hizo un punto de inflexión en su vida y decidió dar un giro de 180 grados y emprender un apasionante camino en la senda del crecimiento personal. Antes incluso del estallido de la pandemia, vislumbró la idoneidad de crear una escuela de transformación, www.elenagomez.tv, a través de la que ha creado una comunidad mágica, para hacer sentir acompañados a sus alumnos, con grandes maestros, recursos y herramientas para conocerse a uno mismo vivir en paz y crear la vida que cada uno merece.
Todo ello tras aprender que existe otra manera ser y de vivir en este mundo, después de embarcarse en el que dice fue el viaje más apasionante de su vida: su propia transformación.
Gracias a ese viaje-viraje, pasó de trabajar como periodista en grandes medios de comunicación a hacerlo como “inspiradora”.
¿Cuál es el punto de partida para iniciar ese viaje interior necesario para conectar con uno mismo?
Podemos comenzar con cosas que están al alcance de cualquiera: no cuesta dinero y lo podemos hacer en cualquier momento del día, algo tan simple como respirar. Lo hacemos de manera inconsciente, pero merece que le prestemos siquiera cinco segundos de consciencia inhalando y exhalando. Con un gesto tan simple y breve comprobaremos cómo se produce un cambio en nuestra mente y en nuestro cuerpo.
¿Y, a partir de ese momento?
A partir de ahí, hay que ser consciente de dónde se está. Tomar conciencia y cuestionarte, quién eres, qué estás haciendo y qué quieres hacer con tu vida, preguntarte si eres coherente, si eres feliz. En definitiva, empezar un diálogo interior con uno mismo que, probablemente, nos llevará a lugares incómodos que no obstante nos servirán para mirar atrás, con retrospectiva, y no sólo constatar lo malo que nos haya podido pasar en este 2021, sino reconocer los aprendizajes que hay detrás de cada gran desafío.
¿Qué te lleva a soltar el micrófono y dar un giro radical a tu vida?
Querer conocerme, indagar en mí y profundizar en esas cosas que están ahí para entregarlas a la vida. Suena a idealista, pero pienso y siento que estamos aquí para entregar nuestros valores y compartirlos con el prójimo. No puede haber mayor felicidad. En efecto he experimentado un cambio bastante radical, porque además me apasionaba compartir noticias con los espectadores, los oyentes, los lectores, a través de los medios de comunicación. Siempre consideré que la información era muy importante, pero llegó un momento en el que sentí que no era coherente con lo que quería hacer. El periodismo es una profesión maravillosa y apasionante, pero gracias a ese trabajo interior y a situarme en un lugar más silencioso, comprobé que tenía este papel en este mundo, y utilicé esa herramienta de la comunicación para integrar en ella todo lo que ahora me hace feliz y comparto con los demás, precisamente a través de la comunicación.
¿Qué contenidos tienes en tu escuela de transformación?
Pues tenemos unos trescientos alumnos que proceden de diferentes áreas de conocimiento como la medicina, la abogacía, la docencia, y muchos otros. El pilar fundamental de la escuela es la meditación, algo que creo deberíamos implementar todos en nuestro día a día de manera incuestionable. Hacemos meditaciones en grupo que creo aportan una gran energía a todos los que las realizamos, aunque todo el contenido de la escuela está “colgado” en la plataforma y se puede realizar de manera individual o colectiva, en el momento en que cada uno lo crea necesario. Cuento además con colaboradores de diferentes campos de desarrollo humano con los que realizo entrevistas, talleres, y otras prácticas muy enriquecedoras para nuestros alumnos. Gracias a mi trabajo anterior he tenido además la oportunidad de conocer a gente muy interesante que ofrece pautas para aprender a conocernos mejor. Compartimos además otros recursos como libros, películas e instrumentos muy adecuados y provechosos para el camino que hemos iniciado.
«Cuando alguien quiere cambiar de verdad, que no todo el mundo está dispuesto, puede hacerlo»
¿Por qué nos resistimos a materializar esa instrospección?
Las excusas son las que cada uno quiera; la mente siempre pone excusas del tipo “no tengo tiempo, estoy cansado, no se hacerlo, meditar es muy difícil. Pero, cuando alguien quiere cambiar de verdad, que no todo el mundo está dispuesto, puede hacerlo. Las herramientas al final son un acompañamiento pero lo más importante es la voluntad, el querer. Cuando uno quiere, cuando se ha cansado de sufrir, cuando realmente eres consciente de que existe una manera de ver y comprender la realidad y el mundo, es el momento de sentarse y llevarlo a la práctica.
¿Qué consejo le darías a quien esté atravesando un momento delicado en su vida y quiera enfocar el nuevo año de la mejor y más próspera manera posible?
Les diría que traten de dejar de luchar, que acepten que están sintiendo lo que están sintiendo, porque a veces no comprendemos las cosas que nos suceden. Cuando la mente está siempre en la parte más negativa, es muy difícil situarla en una parte neutral porque todavía hay mucha carga negativa y lucha interior. Simplemente les diría que confíen, que respiren, que sientan su corazón y busquen aunque sea un poquito de sosiego en ellos mismos. Solemos querer empezar el nuevo año con un montón de propósitos y aunque la intención es buena, tenemos muchos patrones inconscientes detrás que nos van a boicotear. Así que hay que plantearse objetivos poquito a poco: empezar por confiar, ver el lado positivo de lo negativo, entender que nada es bueno o malo, sino que hay que sacar el aprendizaje que hay detrás de todo. En ese momento dejas de luchar con uno mismo y mirarte de otra manera, dejando de juzgarte a ti mismo.
MUY PERSONAL
¿Qué te hace feliz?
Me encanta guiar a las personas hacia ellas mismas. Y ahora es más necesario que nunca.
¿Qué pautas de vida, además de meditación o yoga, practicas?
Vivir consciente, lo que se traduce en observar mis pensamientos, mis emociones, sentirlas, respirarlas, observar el diálogo interior que tengo conmigo misma y cómo me comunico con los demás. Aceptación y compasión son también herramientas que me devuelven a la paz y a no estar en lucha conmigo misma y ser empática con los demás. En definitiva, llevar la atención a mí misma en cada momento de mi vida. Es un proceso que se desarrolla de manera orgánica con disciplina y práctica diaria que en mi caso son el yoga y la meditación.
«Aceptación y compasión son también herramientas que me devuelven a la paz»
¿Cuidas tu alimentación?
Siempre he tenido una lucha interior con respecto a lo que debía y no debía comer y aunque trataba de hacerla consciente, y no comer cosas “nocivas” o “dañinas” suponía un poco de rebeldía y luego si lo hacía me sentía culpable. A día de hoy, la dieta se ha vuelto menos carnívora y es más saludable, con alimentos de proximidad, de la tierra, vegetales, cereales, y legumbres. Todo lo que entra por mi boca trato de bendecirlo y agradecerlo
¿Algún vicio confesable?
Me encanta el café, soy super cafetera y aunque los yoguis no deberíamos tomar café, es un vicio confesable al igual que el chocolate. Pero siempre lo tomo de manera consciente para no sentirme culpable.
¿Cómo desconectas de tu trabajo?
A día de hoy mi trabajo que acarrea responsabilidades, como cualquier trabajo, pero es ya una forma de vida, y ahora trabajo y vida están perfectamente integrados. Eso sí, desconecto a través de la naturaleza, me encanta pasear por el mar y la montaña, me gusta la soledad y encontrarme conmigo mismo.
¿Qué supone para ti la familia?
Es el origen y, aunque he vivido buena parte de mi vida fuera de ese origen, he vuelto a casa y he empezado de cero. La familia es el origen, el hogar, la herramienta de sanación. Somos lo que somos por lo que hemos vivido en casa; la familia ayuda a volver a reconstruirte desde lo que realmente eres.
¿A quién admiras?
A las personas que deciden iniciar proceso interior de sanación y transformación, que se atreven a quitarse capas de creencias, a desprogramarse. Ahora no obstante es muy común mirarse a uno mismo, la espiritualidad está muy en auge, pero quienes lo decidieron hace años, eran personas “raras” como un Jesucristo o Buda en el ámbito de la historia. En cualquier caso, admiro a personas mayores con trayectoria que se encuentran en el lugar de saber que les queda poco en este plano y se van en paz.
¿Qué te quita el sueño?
No haber amado todo lo que me gustaría haber amado en esta vida. Cuando uno confronta momentos difíciles como la enfermedad, es una buena oportunidad para mirar lo que aún no has aprendido. Mi propósito en la vida a día de hoy es amar, aunque a veces tenga ciertos miedos y me contraiga un poco más. A veces soy un poco egoísta y no soy más auténtica. No quiero pasar por esta vida sin haberla aprovechado al máximo.
¿Algún capricho material que hayas pedido a los Reyes?
Le he pedido a Gaspar que me traiga un buen secador de pelo y unas planchas para domar mi pelo, que es muy abundante. Lo demás, lo dejo a la elección de sus Majestades.
¿Qué sueño te queda por cumplir?
Estoy manifestando una casa de campo para vivir y crear un centro de sanación al que venga gente a compartir conmigo, hacer retiros. Es uno de mis sueños, junto a iniciar una relación de pareja, ser mamá, formar una familia… todo ello desde el lugar en el que estoy ahora. Pero soy feliz y estoy en paz con lo que hay a día de hoy en mi vida.
Una entrevista de Isabel Naranjo.