La vida no es lo que nos pasa, la vida es el relato de los que nos pasa. El cuento que nos contamos mientras vivimos. Y dicha narración o nos la construimos nosotros o nos la dejamos construir por otros…
Los guionistas de Matrix basaron parte de su historia en la filosofía budista y en el Tao más antiguo. Ambas disciplinas llegaron a la misma conclusión que maneja la psicología: la realidad depende de la lectura que hacemos de ella y si aprendemos a manejar ese guion, el cambio puede ser espectacular.
«La realidad depende de la lectura que hacemos de ella»
Los seres humanos somos básicamente seres pensantes. Con nuestro cerebro tamizamos toda la realidad que entra por nuestros sentidos. Como se suele decir la vida va «según el cristal con que se mira», y esto no es sólo una frase hecha, es un fenómeno importantísimo para nuestra vida. Epicteto, el filósofo griego del siglo I d.C., lo puso de otra forma: «No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos acerca de lo que nos sucede».
Por otro lado, están las emociones que son respuestas intensas de corta duración a los retos y las oportunidades. Y cada una nos permite acceder a distintos estados que se adaptan, encienden y generan pensamientos, percepciones, sentimientos y recuerdos. Solemos pensar en las emociones como simples sentimientos. Pero, de hecho, las emociones son alertas generales que cambian lo que recordamos, las decisiones que tomamos, y cómo percibimos las cosas. No hay emociones negativas, las hay agradables o desagradables, pero todas son necesarias porque cumplen su función: nos aportan información sobre nuestro estado y nuestras necesidades.
Pero tenemos un sistema emocional muy antiguo, y muy ajustado al peligro físico. Estamos programados para peligros inmediatos, físicos, inminentes, así que el cuerpo tiene una reacción increíble cuando se activan los opioides endógenos. Así, con el tiempo, se convierte en una respuesta de estrés, con enormes efectos en el cuerpo. El cortisol inunda el cerebro, destruye las células del hipocampo y la memoria, y puede generar todo tipo de problemas de salud.
Mente y cuerpo no tienen sentido del humor. La mente y el cuerpo funciona con lo que pensamos y lo viven como si fuera real. Cuando nada de lo que pensamos referente al pasado y al futuro no existe en la realidad. Mi mente y mi cuerpo no distinguen lo real de lo imaginario. Y cada vez que mi mente y cuerpo se somete a pensamientos de preocupación activa todo su sistema de alerta para poder actuar. Y esos recursos que mi organismo ha generado para actuar por esa alerta no los utiliza, nos lo usa. Y eso nos intoxica de cortisol.
El cortisol tiene un impacto brutal en todo nuestro organismo, y el manejo de las emociones, el manejo de mis pensamientos, tiene unas consecuencias a nivel corporal y mental. Se eleva la obsesión por aprovechar el tiempo, la obsesión por no perderme algo, la obsesión por controlarlo todo, las necesidades artificiales que tantas frustraciones nos generan. Vías de escape que no son saludables para nuestra mente y nuestro cuerpo. Hoy nuestra mente racional se ha convertido en una tirana para mandar, controlar y ordenar. La mente perfeccionista es la que necesita controlarlo todo, y ésta por definición es la eterna insatisfecha; no disfruta por que nunca nada está a la altura de sus exigencias. Sin dejar paso a lo más importante de lo humano: el corazón.
«Nuestra mente racional se ha convertido en una tirana para mandar, controlar y ordenar»
La vida es, en realidad, sencilla y está diseñada para que los seres humanos seamos felices. El destino natural del ser humano es ser muy feliz. ¿Pero y cómo que no lo es? Porque no vive de manera natural, nos buscamos mundos antinaturales de autoexigencias y quejas continuas. Cualquier bien si lo transformamos en una exigencia ya lo estamos pervirtiendo, lo convertimos en algo frustrante y desagradable. Incluso la felicidad, que es el objetivo natural de ser humano, si la perseguimos como una necesidad ya las estamos transformando en otra cosa, huimos de ella al pervertirla.
El problema de la mayoría de las personas es que no sabemos realmente qué nos hará tener una vida lograda en el futuro. Creemos que si nos suben el sueldo o encontramos una pareja estaremos más felices de lo que realmente nos sentimos cuando realmente sucede. Y cuando la realidad no coincide con el nivel previsto de felicidad, puede conducirnos a sentir desilusión o decepción. Al mismo tiempo, predecimos que nos vamos a sentir más tristes o devastados cuando ocurra algo negativo en nuestra vida, como perder el trabajo o a un ser querido, de lo que realmente estamos cuando sucede en realidad.
Para tener una vida lograda, en lugar de perseguir cosas que creemos que nos harán dichosos o evitar otras que nos harían desgraciados, lo que hay que hacer es reajustar la propia satisfacción personal. La mayoría de las investigaciones consideran que existe un «punto de ajuste de felicidad», el cual lleva a las personas a asumir mejor los cambios que se producen en su vida. Es decir, si uno tiene un punto de partida de felicidad personal, encajará mejor los eventos negativos que se produzcan en su vida, como perder su casa o ser despedidos.
Por tanto, en lugar de perseguir cosas que creemos que nos harán dichosos, lo que hay que hacer es reajustar nuestra propia felicidad personal. En otras palabras: hay que encontrar la felicidad en el momento presente, no en el futuro. «Me recuerdo a mí mismo a menudo, y a mis pacientes, que es más probable encontrarla en este preciso momento, independientemente de los planes felices, objetivos y sueños que se persigan», advirtiendo de la inutilidad de pensar que algo malo nos puede ocurrir. La mente puede hacer un cielo del infierno y un infierno del cielo. Es más probable encontrar la felicidad en este preciso momento, independientemente de los planes, objetivos y sueños que se persigan.
«Hay que encontrar la felicidad en el momento presente, no en el futuro»
El cortisol se baja con hacer ejercicio (sube endorfinas y baja el cortisol), los pensamientos positivos (la positividad determina no los hechos pero sí las actitudes). Si mi mente, que se lo cree todo, piensa en positivo evito boicotearme con cualquier objetivo que tenga. Cuando uno se levanta por la mañana positivo mi corteza prefrontal (que es la zona de concentración, planificación y la resolución de problemas) aumenta el flujo de sangre y las conexiones neuronales que nos harán más proactivos, creativos y resolutivos. Cuidado con el autoboicot que nos lleva a fracasar antes de haber empezado. Solo con pensar que lo voy a conseguir mi cerebro se activa para que yo sepa y sea capaz de conseguirlo.
«Cuidado con el autoboicot que nos lleva a fracasar antes de haber empezado»
Cada cosa que nos falta para tener una vida lograda nunca la hemos necesitado; es mentira nunca las ha necesitado. Lo único que necesitamos es no quejarnos, despreciar todas esas cosas que nos hemos creado como necesidades y disfrutar de la vida y amar la vida. Sirvan estas pistas para ayudarnos lograr en la vida una vida lograda:
Los pensamientos son los causantes de las emociones: si aprendes a pensar de forma adecuada, aprenderás a sentir de otra forma: ¡garantizado! Las bases teóricas y el método para desarrollar fortaleza emocional pasan por cambiar nuestro diálogo interno, transformar cada una de nuestras creencias irracionales de forma que, a partir de ahora, nos neguemos a preocuparnos y sí ocuparnos. No es difícil conseguirlo. Se trata de practicar, ensayar y volver a practicar. En una palabra: de perseverar. Hay dos condiciones antes de empezar: perseverar y apertura mental.
Ajustarnos para mirar el mundo a través de unos ojos que no se quejan, que valoran lo que poseen por encima de lo que no poseen, empezaremos a sentir en consonancia. Nuestro interior se apaciguará, dejaremos de exigirnos a nosotros mismos y al mundo, y cada vez experimentaremos más momentos de felicidad.
«La diferencia entre nuestra mejor versión y la peor versión es la actitud que yo tenga en la vida»
Primero, di lo que quieres ser. Luego haz lo que sea necesario. La diferencia entre nuestra mejor versión y la peor versión es la actitud que yo tenga en la vida. Una vida lograda consiste en la voluntad (orden, esfuerzo, perseverancia) más los conocimientos y preparación. Y todo multiplicado por una actitud positiva que se sustenta en un proyecto de vida. Sueña en grande y actúa en pequeño. No necesitas la suerte, necesitas tan sólo moverte…
El trabajo más productivo sale de las manos de una persona contenta. Los triunfadores son aquellos que disfrutan de su trabajo y eso significa que si la mirada está instalada en la queja, en el juicio perfeccionista no se puede disfrutar del trabajo, de la vida, de cada instante. Ser perfeccionista es agotador, se vive continuamente en el sufrimiento por buscar siempre un nivel irreal, está en continua comparación y comparar es cotejar superficies y no profundidades.
Al margen de las necesidades básicas para vivir, las demás metas de la vida son sólo divertimentos. La pasión por lo que hacemos y la diversión son las fuerzas más poderosas a la hora de conseguir lograrnos. Tenemos todo lo necesario para estar increíblemente bien y eso nos tiene que hacer apasionarnos y saber divertirnos con los que hacemos con nuestra vida. Para ello, es importante no tener exigencias, sino preferencias: mentes flexibles. Una clave de la felicidad humana es quitarse presión y vivir de manera natural. Lo mejor de la vida es gratis.
«Lo mejor de la vida es gratis»
Los valores positivos desde el punto de vista psicológico y que es el camino más directo a una vida lograda son los que derivan de “amar la vida y a los demás”. Cuando amas lo que tienes, tienes todo lo que quieres. Amar la vida y a los demás es la verdadera fuente de la felicidad. En la base de un cerebro sano está la bondad. Sumar, multiplicar y nunca restar. Además de subir unos puntos nuestra propia felicidad personal, también podemos hacer el bien para ser más lograda nuestra vida. Un estudio realizado por la Universidad de Harvard descubrió que sentirse bien no es suficiente. Según los investigadores, «la influencia del valor moral en las evaluaciones de la felicidad es muy poderosa» y sentirse dichosos implica llevar una buena vida, lo que incluye ser una buena persona, una persona moral. El amor nos abre y nos revela en todo nuestro potencial y grandeza.
Hay que aprender a pararse, corriendo no se percibe lo esencial de la vida, lo circunstancial nos atrapa con sus prisas. Pararse para repararse. Hay que saber perdonar y perdonarse. Cuidado con el rencor, que es quedarse dolido y no olvidar. La felicidad consiste en tener buena salud y mala memoria. El rencor nos enferma, nos hace centrarnos en la revancha y en el odio. Perdonar es ir al pasado y volver sano y salvo.
«La felicidad consiste en tener buena salud y mala memoria. El rencor nos enferma»
Una vida lograda es hacer una pequeña obra de arte con nuestra vida, con nuestros talentos, con nuestra manera de ser. Pero la felicidad depende del sentido que le damos a la vida. La felicidad no se define en el fondo, la felicidad se experimenta con la manera de vivir. La felicidad hay que buscarla tranquilamente y si no se consigue tampoco hay que obsesionarse con ello, porque también moriremos. Intentemos hacer algo valioso con la vida y ya está. Quién persiga la felicidad desde la super-exigencia anda muy despistado.
Al final, sólo existe una pregunta: ¿Cómo amar este mundo? Si tu cotidianidad responde, no la culpes a ella, sino a tu propia responsabilidad. Dite a ti mismo que debes ser más poeta para descubrir las bellezas de la vida.
|