Se acerca el verano y con él los periodos más amplios de vacaciones de la mayoría de los españoles. Soñamos con ese momento de poder desconectar, o no estar tan pendiente de la hora, pero sin embargo, en algunos casos, cuando llega el momento no lo disfrutamos ni descansamos como deberíamos.
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Mientras la estructura social de antaño permitía que las madres junto a los hijos escapasen durante meses a la casa de veraneo en la playa o el pueblo, casi durante todas las vacaciones escolares, esa realidad ha cambiado. Para empezar porque la mujer se ha incorporado al mercado laboral y ya no dispone de tanto tiempo como antes. Por este motivo, y cada vez más, se recomienda dividir lo que antes eran vacaciones estivales en varios periodos a lo largo del año. Estos no deben ser inferiores a cinco días naturales para así prolongar los efectos beneficiosos del descanso saludable, pudiendo dedicarse a compartir actividades de ocio y tiempo libre o a realizar pequeños viajes a lugares cercanos que nos permitan desconectar.
Esta creciente recomendación de especialistas no es siempre posible, en algunos casos por cuestiones laborales, familiares, económicas o sociales, pero sí al menos debería ser puesta en práctica por la mayoría siempre que se pueda.
Lo que está claro es que somos humanos y todos necesitamos periódicamente descansar para poder mantener una buena salud integral (física, psicológica y social) ya seamos estudiantes, trabajemos fuera de casa o en el ámbito doméstico. Quizás las amas de casa suelen ser las grandes olvidadas cuando hablamos de vacaciones o de descansar.
Los que desarrollamos una actividad laboral remunerada contamos al menos con un día semanal de descanso. Las personas que realizan la mayor carga de trabajo doméstico también necesitan descansar y despreocuparse de las tareas diarias. Por eso, no está de más aprovechar ese día para comer fuera o escaparse de vez en cuando a un hotel donde la lavadora y la fregona queden alejadas de nuestro alcance.
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Decimos esto, pero quizás deberíamos empezar por hablar de la importancia de la obligación ética del justo reparto compartido de tareas domésticas, y esto incluimos a todos los miembros de la casa, aunque el reparto de tareas sea proporcional a las edades y circunstancias de cada uno de los miembros (menores y mayores) que conviven en el hogar.
Mini-vacaciones periódicas
Vivir con la expectativa ilusionante de estas minivacaciones periódicas nos ayuda a afrontar con más calma las dificultades y problemas de cada día, produce una mayor satisfacción personal y nos ayuda cada día a trabajar con mejor actitud y más satisfacción.
Por otra parte, cuando se tiene un mes entero vacacional pueden existir problemas de adaptación tanto a las vacaciones largas como a la reincorporación al trabajo con la sintomatología del llamado síndrome post-vacacional que sufren algunas personas.
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Necesidad vital de un descanso saludable
La función principal del descanso es recuperar la energía vital para poder seguir viviendo con plenitud dentro y fuera de la actividad laboral u ocupacional. Por este motivo es necesario tanto bajar el ritmo como disfrutar de manera sana y tranquila con actividades que nos gusten, sin llegar a estresarnos en el tiempo de ocio por un exceso de ocupaciones.
Saber aprovechar el tiempo libre de manera saludable, además de hacernos disfrutar viviendo otras experiencias diferentes o nuevas, también nos ayuda a valorar de modo más equilibrado nuestro trabajo habitual aportando sentido a nuestra actividad laboral.
Cuando el descanso periódico o estival no es satisfactorio acaba por afectar negativamente a nuestra calidad de vida, a nuestro desempeño personal en cualquier área y finalmente a nuestra salud física, psíquica y social.
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Actividades vacacionales saludables
Para que las vacaciones sean realmente beneficiosas es necesario vivirlas con actitud relajada y positiva, sin obligaciones auto-impuestas ni tampoco un exceso de actividades por placenteras que puedan parecer.
Sugerencias para disfrutarlas más:
.- Mostrarnos abiertos a conocer y vivir experiencias, lugares y personas nuevas.
.- Mantener horarios regulares aunque algo más relajados, pero dentro de pautas sanas.
.- Aprovechar el mayor tiempo de convivencia con las personas con las que compartimos las vacaciones para conocernos mejor y desarrollar actividades de manera alegre y distendida. En vacaciones tenemos mucho más tiempo para compartir relajadamente con amistades y familiares, pudiendo así disfrutar momentos irrepetibles de bienestar y cariño. Recuerda apagar de vez en cuando el móvil.
.- Dedicar más tiempo a nuestras aficiones artísticas, culturales o deportivas habituales, probar a descubrirnos y sentirnos vivencialmente de manera diferente en el contexto vacacional.
.- Detenernos a vivir muy plenamente con todos los sentidos en el aquí y ahora de cada momento del día, sin prisas, estemos o no en nuestro lugar habitual de residencia. Si nos quedamos en casa aunque estemos de descanso es aconsejable cambiar de ambiente, o hacer excursiones.
Regreso a nuestra cotidianidad
Evidentemente tarde o temprano hay que volver a la rutina y la cotidianidad. Una recomendación práctica para la reincorporación satisfactoria a nuestro entorno y ocupaciones cotidianas es que al menos dejemos un día entre las vacaciones y la vuelta al trabajo para estar en casa. De esta forma podremos adaptarnos de modo suave e ir ajustando nuestros horarios, comidas, actividades y descanso nocturno a los hábitos que tenemos en nuestro día a día.
Si seguimos estas sencillas propuestas durante nuestro tiempo libre y vacaciones, además de las descritas para el regreso, podremos sentir que verdaderamente hemos descansado y recargado energías para vivir cada día con ilusión al menos hasta nuestras próximas «minivacaciones”.
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