Los últimos días del año tienen una cualidad especial y no, no hablamos de las fiestas. El calendario de responsabilidades se afloja y, con suerte, aparece una pregunta que el resto del año suele quedar enterrada bajo lo urgente: ¿cómo estoy, de verdad?
Cerrar un año no es solo hacer balance de objetivos. Es algo más íntimo: mirar lo vivido con honestidad, reconocer lo que dolió, valorar lo que funcionó y elegir qué quieres llevar contigo al siguiente capítulo.
La buena noticia es que no necesitas grandes propósitos ni un “nuevo yo” perfecto. Lo que suele marcar la diferencia es más simple: cambiar la relación contigo misma. Y eso se entrena.
A continuación, una propuesta práctica para transitar los últimos días de 2025 con más calma y dirección. Siete días. Siete ejercicios. Sin exigencia. Con intención.
Antes de empezar: un acuerdo contigo
Este plan funciona mejor si lo abordas como un espacio de cuidado, no como una lista más. No se trata de hacerlo “bien”. Se trata de hacerlo real.
Si puedes, reserva cada día 15-20 minutos. Un cuaderno y un lugar tranquilo bastan.
Día 1: inventario emocional
Empieza por lo básico: poner nombre a lo que sientes.
Escribe, sin filtros, cómo te deja este año. Puede haber gratitud, cansancio, orgullo, frustración o alivio. Todo cabe. No busques una conclusión bonita. Busca verdad.
Una pregunta útil:
-
¿Qué emoción aparece primero cuando pienso en 2025?
Nombrar no arregla, pero ordena. Y ordena mucho.
Día 2: conversaciones pendientes contigo
No todas las conversaciones pendientes son con otros. Muchas son internas.
Anota esas verdades que has evitado mirar. No para castigarte. Para dejar de huir.
Puedes empezar con:
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“Este año me costó admitir que…”
-
“Estoy posponiendo…”
-
“Me digo que no pasa nada, pero en realidad…”
Reconocer es el primer paso para dejar de repetir.
Día 3: tus momentos de luz
El año no se mide solo por lo duro. También por lo que te sostuvo.
Elige tres momentos en los que te sentiste viva. No tienen que ser grandes hitos. Pueden ser cosas pequeñas: una conversación, un paseo, una sensación de paz, una carcajada.
Luego observa:
-
¿Qué tenían en común esos momentos?
-
¿Qué dicen sobre lo que de verdad valoras?
Aquí suele aparecer una brújula.
Día 4: una carta de agradecimiento a ti
Este día cambia el tono del cierre. Porque muchas personas llegan a diciembre con una lista mental de “lo que no hice”. Y eso pesa.
Escribe una carta a la persona que fuiste este año. Agradece tu esfuerzo. Tu forma de sostenerte. Tus intentos. Incluso tus errores, si hoy puedes mirarlos con perspectiva.
Una frase para abrir:
-
“Gracias por…”
Si te apetece, léela en voz alta. A veces, escucharte es lo que más faltó.
Día 5: el ritual de soltar
No todo merece viajar contigo a 2026.
Escribe lo que necesitas soltar: culpas, resentimientos, miedos, exigencias, expectativas ajenas. Sé concreta. Pon ejemplos.
Después, elige un gesto simbólico:
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romper el papel en trozos,
-
quemarlo con seguridad,
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guardarlo y tirarlo fuera de casa.
El objetivo es claro: cerrar un ciclo.
Día 6: quién quieres ser
Ahora sí: dirección. Pero no desde el “hacer”, sino desde el “ser”.
Piensa en tres cualidades que te gustaría cultivar en 2026. No son metas. Son maneras de habitar el año.
Ejemplos:
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más paciente,
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más valiente,
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más coherente,
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más compasiva contigo,
-
más presente.
Pregunta guía:
-
Si me comportara desde esa cualidad, ¿qué decisión tomaría diferente?
Día 7: tu intención semilla para 2026
Cierra con una intención simple. Una palabra o frase breve que te sirva de recordatorio.
Algo que puedas volver a leer en febrero, cuando la vida esté en modo normal.
No una promesa imposible. Una semilla.
Ejemplos:
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“presencia”
-
“orden amable”
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“escucharme”
-
“menos prisa”
-
“valentía tranquila”
Escríbela donde la veas. En el móvil, en una nota, en tu agenda.
Lo importante no es cambiar de vida, sino cambiar de relación contigo
El mito del año nuevo nos vende reinicios grandilocuentes. Pero la transformación real suele ser discreta.
A veces es dormir mejor. A veces es decir “no” a tiempo. A veces es hablarte con respeto. A veces es dejar de pedirte tanto.
Cerrar el año con intención no te convierte en otra persona. Te devuelve a ti.
Para llevarte algo práctico hoy
Si solo haces una cosa, que sea esta:
-
escribe una página con lo que quieres soltar y otra con lo que quieres cuidar.
Eso ya es cierre. Y también es comienzo.

Antes de empezar: un acuerdo contigo
Día 3: tus momentos de luz
Día 6: quién quieres ser







