Algunos amigos son mejores para ti que otros. Puedes contarles cualquier cosa, puedes ser tú mismo en su compañía y ellos están ahí para ti incondicionalmente. Sin embargo, otros amigos pueden no ser una influencia tan buena y pueden hacer más mal que bien. En otras palabras, pueden ser tóxicos; tal vez sean unos metomentodo, negativos o no tienen tan buenas intenciones contigo como dicen tener. ¿Pero qué sucede cuando tú eres el amigo o la amiga tóxica? Quizás lo seas y no te hayas dado cuenta.
Si has experimentado discusiones y rupturas o cambios de amistades relativamente habituales, quizás sea el momento de preguntarte si realmente eres tú la personalidad negativa del grupo. Esto no debe convertirse en una fuente de malestar, enfado o reproches. Cuanto más conozcas de ti misma, mejor podrás desarrollar tus relaciones con los demás y convertirte en una persona en la que los demás puedan confiar sin peros. Se trata de crecer, no de sumar negatividad a tu vida.
Para lo anterior, es vital que explores tu relación con los demás. Los amigos deben estar ahí para el otro porque quieran estarlo, no por obligación. Si te das cuenta de que necesitas que tus amigos te escuchen, validen o apoyen continuamente en vez de querer compartir tus experiencias con ellos por el simple hecho de hacerlo, entonces quizás sea el momento de trabajar en ello.
Hay algunos indicadores bastante claros para conocer si se es el amigo con la relación de amistad menos sana de la pandilla. Estos son 10 de ellos, según los expertos.
1.- Eres dependiente
¿Buscas a tu amigo para satisfacer tus necesidades, debilidades o para resolver tus problemas? Aunque puede ser difícil determinar si eres el dependiente en la amistad, esta es una buena pregunta para hacerse y descubrirlo. Si detectas que constantemente pareces tener problemas y necesidades para que tu amigo las resuelva, es mala señal.
2.- Eres crítico
Darle a alguien una crítica constructiva es una cosa, pero si eres crítico con tu amigo sobre casi todo es hora de examinar si estás siendo un amigo tóxico. Puedes pensar que es útil, pero si criticas a tu amigo con frecuencia –criticando su ropa, su elección de citas, o lo que está haciendo– probablemente sea algo negativo para él o ella. No deberías ser el padre de tu amigo; se supone que sois iguales. Tratar de controlar todo no ayuda, es malo. Los amigos cuya relación es sana pueden ofrecer y recibir retroalimentación honesta de unos a otros, pero la crítica perpetua es definitivamente tóxica.
3.- Practicas el ‘yoísmo’
Cuando tu amigo está contándote algo, ¿acabáis hablando de ti? A menudo, las relaciones tóxicas pueden ser enmascaradas por un entusiasmo fingido o un rápido “Sé lo que quieres decir…”, lo que rápidamente lleva a “Eso no es nada comparado con lo que me pasó ayer”. Emocionalmente, este egocentrismo puede hacer que el otro sienta que apenas lo escuchaste, o que tus sentimientos son más importantes que los suyos.
4.- Das consejos, aunque no te los hayan pedido
Aunque es bueno que los amigos den consejos, ¿qué tipo de consejos le das a tus amigos? Dar consejos que nadie te ha pedido y decirles a tus amigos lo que crees que deben hacer es tóxico.
La retroalimentación es más útil cuando alguien la pide, no cuando se ofrece sin ser solicitada, porque significa que están listos para reflexionar y cambiar. La retroalimentación beneficiosa viene en forma de preocupación sincera y desinteresada. Sin embargo, la crítica, sobre todo cuando no se pide, suele decir más del que la da que del que la recibe.
5.- Eres controlador
Aunque no tengas la intención de ser controlador, si cuando piensas en ello, te das cuenta de que lo eres, significa que cumples con un rasgo típico de un amigo tóxico. No se trata solamente de querer pasar tiempo con el amigo en cuestión, sino que también quieres saber lo que hace cuando no estás con él o ella.
Las amistades que reprimen el crecimiento a menudo son negativas. Una clave clara para identifica esto es si te sientes culpable de que tu amigo tenga relaciones más cercanas con otros que contigo. Esa protección puede parecer dulce al principio, pero también puede apuntar a signos de posesividad, envidia e inseguridad, que pueden evolucionar fácilmente hacia una dinámica tóxica.
6.- Eres egoísta
¿Eres el tipo de persona que abandona a un amigo cuando aparecen mejores planes? Sí, es otro indicador de que eres alguien tóxico. Si llegas tarde muchas veces, no devuelves las llamadas telefónicas o abandonas los planes con tu amigo porque te han pedido una cita, no tienes una dinámica positiva de amistad con la otra persona. Ser desconsiderado muestra a tu amigo que no es realmente importante para ti y que no lo valoras como persona.
7.- Eres negativo
Si eres más negativo que positivo, podría ser otro indicador de que eres el amigo tóxico. Ves el mundo a través de una lente negativa: tienes dudas sobre ti mismo, tu relación con tu amigo, tu futuro y el mundo. En esencia, estás buscando el próximo problema, la próxima decepción, y la próxima cosa que salga mal. Si te quejas constantemente o te concentras en la negatividad, esto puede agotar emocionalmente a los que te rodean.
8.- Cotilleas a las espaldas
Piensa en la frecuencia con la que hablas a espaldas de un amigo con los demás. Si cotilleas a espaldas de tu amigo y compartes cosas que se supone que deben mantenerse en secreto, eres un amigo tóxico. Puede que te haga sentir popular entre los demás chismorrear, pero es muy tóxico para ti y para todos los demás. Si no puedes decir algo agradable, mejor no decir nada.
9.- Te molesta cuando no te sales con la tuya
Toda relación se basa en el compromiso, ya sea romántico o platónico. Si te molesta cuando no te sales con la tuya, es un indicador de que eres un amigo tóxico. Si tu amigo no se reúne contigo cuando tú quieres o no están haciendo las actividades que prefieres, ¿te enfadas mucho o respondes de manera pasivo-agresiva? Si la respuesta es afirmativa, hay que solucionarlo.
10.- Atacas su identidad
Si te burlas de tu amigo puede ser otro rasgo tóxico. Muchas veces, cuando la gente se muestra comportamientos tóxicos, todo proviene de una sensación de inseguridad o de estar ‘perdido’. Mediante esos comportamientos, trata de afirmar su identidad en siempre que puede; incluyendo, meterse con los demás para quedar por encima de ellos.
Por ejemplo, burlarse de la risa de un amigo, hacer comentarios mezquinos cuando se tropieza en la acera o pronunciar mal una palabra, o incluso juzgar su sentido de la moda o el gusto de las personas con las que salen son comportamientos de los que se deben huir. La pregunta es: si tan mal lo hace todo tu amigo, ¿por qué pasas tiempo con él?
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Todo lo anterior son signos de que puedes ser el amigo tóxico del grupo o de la relación de amistad entre dos personas. Si reconoces algunos de estos comportamientos en ti mismo, debes saber que es algo en lo que puedes trabajar. Es mejor hablar con un profesional, como un terapeuta, para que puedas estar más seguro de tus amistades y acercarte a ellas de una manera más saludable.