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Jovanka Manojlovic: «Esta guerra es cómoda»

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Jovanka Manojlovic: «Esta guerra es cómoda»

Habrá quien no haya reparado en ello, pero esta crisis del Coronavirus se está tratando en términos bélicos, usando su lenguaje con frases que se repiten, para empezar desde el Gobierno y para continuar, desde los medios de comunicación. “Vamos a ganar la batalla”, “primera línea del frente”, “hay que abatir al enemigo”, “ seguimos en la lucha”… Todo como si estuviésemos en una guerra. Y si nuestro lenguaje crea nuestra realidad, efectivamente, hemos conseguido crear una guerra que no existe y de la que el único que sale victorioso es el miedo. Un miedo que nos paraliza, nos llena de temores y puede sacar lo peor de nosotros mismos. No, esto no es una guerra. Aquí no caen bombas, ni vemos que se maten hermanos contra hermanos, como pasó en nuestra Guerra Civil no hace tanto. Jovanka Manojlovic lo sabe, porque ella sí ha vivido una guerra en su Serbia natal.

Cuando esto acabe habrá que levantar la economía, requerirá del esfuerzo del todos, pero no hay que reconstruir las infraestructuras de ningún país. Que hay que vencer al virus está claro, pero no hay pistolas, ni metralla, ni bombas ni metralletas, hay ciencia y brillantes investigadores en el mundo entero que seguro lo van a conseguir. ¿Veis? ¿He dicho vencer al virus? Lenguaje de guerra, de conflicto bélico, cuando si me lo permitís, esta crisis nos está poniendo de frente a la solidaridad, la unión de todos, y al amor. 

Jovanka Manojlovic es doctora de medicina estética, cuenta con un máster en medicina anti envejecimiento y es especialista en medicina deportiva y rehabilitación, pero su clínica permanece en estos momentos cerrada. Así que, como no se podía quedar parada, se ha ofrecido a ayudar allá donde la necesitasen.

Sus clientes han pasado a ser atendidos telemáticamente y los más urgentes han pasado por consulta. Sin embargo, Jovanka se equipó de EPIs mucho antes que la mayoría de los profesionales su sector, quizás gracias al olfato desarrollado tras su aprendizaje vital.

Jovanka Manojlovic tiene la mirada puesta en España, pero también en la India, donde trabaja con su ONG, Diksha, que se centra especialmente en la atención a las mujeres y niños desfavorecidos, haciéndoles autosuficientes a través de la educación y de la promoción de los medios de vida. También su actividad en aquel territorio ha sufrido cambios y el proyecto está llevando comida a familias y sin techo de la zona en la que actúan.

Así nos relata Jovanka Manojlovic cómo está viviendo este momento y hace balance de lo que esta crisis sanitaria está suponiendo a nivel mundial y personal. Ella sí puede comparar esta situación con una guerra.

 

Jovanka, como médico y con la información que teníamos, ¿esperabas que España iba a llegar a esta situación?

La verdad es que no. El ser humano tiene este mecanismo de defensa que, inconscientemente, rechaza la verdad y el peligro inminente. Pero dos semanas antes de empezar el confinamiento yo ya había encargado nuestras mascarillas solidarias porque sabía con certeza que la tormenta se acercaba, pero no me podía imaginar que fuese de esta magnitud.

La formación médica, el sentido común y la lógica me ayudaron a implantar algunas medidas desde el primer día, como llevar la mascarilla siempre en sitios cerrados, desinfectar la ropa, la compra, los zapatos, etc. No hacía caso a las recomendaciones oficiales.

¿Cuándo decidiste que tenías que estar apoyando a tus compañeros y te incorporaste como sanitaria para atender a pacientes?

«Nos postulamos para hacer tests, pero hasta ahora no nos han llamado por qué estos test no llegan nunca»

Durante los primeros días del estado de alarma estuve hablando con mis compañeros de medicina privada y del MEDESMA. Todos nos ofrecimos al Colegio de Médicos para ayudar en esta crisis. Empezamos a formarnos y a hacer varios cursos médicos a través de diferentes plataformas en línea. Nos postulamos para hacer tests, pero hasta ahora no nos han llamado por qué estos test no llegan nunca.

Me enfoqué en seguir formándome en diferentes campos de la medicina para, después de la tormenta, estar mejor preparada y ofrecer un mejor servicio a mis pacientes. También seguía ayudando a mis pacientes por teléfono y también hice algunas consultas presenciales urgentes de medicina general.

Eres nacida en Serbia y has vivido una guerra… Cuando se habla de coronavirus, en multitud de ocasiones se habla con un lenguaje bélico con palabras como lucha, batalla, primera línea del frente… ¿Te recuerda todo esto a la guerra o hay muchas diferencias?

«Esta guerra es cómoda»

Me tocó vivir una guerra y las comparaciones eran inevitables. Yo nací en Yugoslavia, el país que cada cincuenta años tuvo una guerra. Y creo que eso queda marcado en el ADN de los que somos de allí. La resiliencia viene de serie. Teníamos que salir tantas veces de la zona de confort, que la crisis y buscar las soluciones era nuestro estado natural. A lo mejor por eso no he tenido miedo en ningún momento. Esta guerra es cómoda: tenemos un techo, comida, internet, sin bombardeos, ni ataques nucleares, ni terremotos, ni tsunamis, ni grandes incendios…

Y volviendo a las cosas concretas, hablando de mi país, hay que diferenciar tres momentos: la guerra de desintegración de Yugoslavia de 1991 a 1995, luego las sanciones económicas duras de la OTAN durante diez años y, en 1999, tres meses de bombardeo de Serbia y Montenegro por las fuerzas de OTAN. Como puedes imaginar, el país quedó destrozado en todos los sentidos.

«Yo nací en Yugoslavia, el país que cada cincuenta años tuvo una guerra»

Serbia recibió un millón de refugiados, que representa el 10% de total de población. 50.000 jóvenes altamente formados abandonaron el país buscando un futuro mejor fuera, la llamada “fuga de cerebros”.

Esto supuso diez años sin turismo nacional y 15 años sin turismo internacional; todos los aeropuertos cerrados durante una década. Tampoco podíamos exportar o importar nada con las carreteras, aeropuertos y fábricas destrozadas.

¡Y el país se recuperó! El espíritu de supervivencia, de adaptación y de reinvención nos ayudó mucho. En los últimos diez años, Serbia es un destino turístico muy recomendado y, según la guía Lonley Planet, Belgrado, la capital, una de las diez ciudades del mundo con más marcha.

» El espíritu de supervivencia, de adaptación y de reinvención nos ayudó mucho»

 

¿Cómo viviste aquello y cómo estás viviendo esto?

«He aprendido a aceptar todo lo que me llega»

Con la experiencia que tengo de la vida, he aprendido a aceptar todo lo que me llega en el camino y ver siempre el lado positivo y aprender de las circunstancias. A veces, nos hace falta tocar fondo para despertar y que renazca nuestro otro yo que hasta este momento estaba dormido.

No solo del pan vive el hombre. Tenemos que fomentar el crecimiento de nuestro ser y luchar por una economía real, un banco ético y el consumo responsable, como dice el experto, que admiro mucho, Joan Melé.

¿Qué lectura haces de todo lo que está pasando, de nuestro comportamiento como sociedad?

La historia de la humanidad se repite pero la línea de desarrollo humano no es una recta, sino sinusoidal. Tenemos subidas y bajadas, y el rango de las oscilaciones depende de nuestro aprendizaje y del desarrollo de la conciencia. Inexorablemente, seguimos las leyes universales.

«La crisis permite que brote lo que llevas profundamente dentro de ti»

Ante el miedo, la gente reacciona de diferentes formas según su nivel de aprendizaje, por no decir su nivel de conciencia. Hay gente que se centra en la queja, la ansiedad y la crítica; y gente que reacciona con solidaridad, cooperación, que dona, que se reinventa y siente que somos muy vulnerables, frágiles, y que las fronteras prácticamente no existen. La crisis permite que brote lo que llevas profundamente dentro de ti. Lo positivo o lo negativo.

Aquella guerra supongo que marcaría un antes y un después en la forma de ser y vivir de tu país, ¿crees que esto va a marcar un antes y un después para el mundo y para cada persona?

«Es una lección muy cara»

Es una lección muy cara en todos los sentidos, y no deberíamos desaprovecharla. Si no aprendemos de esta situación, vendrán otras con consecuencias más duras. Tenemos una gran oportunidad de reconducir nuestras vidas, también como sociedad. El sistema que hemos tenido hasta ahora no es lo más acertado y hay que cambiar el rumbo de nuestro barco.

Aunque no eres nacida aquí te encantan nuestras tradiciones, ¿qué admiras más de los españoles ahora mismo?

Lo que más admiro son los gestos solidarios y de unión. Como decía Platón, “buscando el bien de nuestros semejantes, encontraremos el nuestro”. Esto lo tenemos que priorizar, si no, no evolucionamos.

Jovanka estás muy involucrada con un proyecto en la India, ¿cómo lo están viviendo allí? ¿Qué noticias te llegan?

La situación es muy difícil. El estricto confinamiento que empezó el 25 de marzo paralizó la vida de 1,3 billones de habitantes de la India, pero los que más sufren son siempre los más pobres que no pueden salir a trabajar o mendigar. Mi ONG Diksha todos los días reparte cien raciones de comida a los indigentes. Nuestros 320 niños no van a colegio y no reciben su ración de comida por eso llevamos a las familias lo más necesario: arroz, harina, lentejas… pero ya se nos están acabando los fondos. Estamos lanzando campañas de ayuda a los padrinos y a los benefactores. En la web se puede donar, aunque sea poca cantidad, allí es mucho.

«No se puede hablar de una recuperación económica si no incluye también la recuperación de valores humanos»

¿Crees que la recuperación económica será rápida? Aquí, a diferencia de cuando hay un conflicto bélico, no hay ciudades que reconstruir…

No se puede hablar de una recuperación económica si no incluye también la recuperación de valores humanos y sobre todo de los valores morales. Esta es la verdadera y profunda crisis donde nos hemos dejado caer lentamente. No hay progreso si no nos renovamos.

Como decía Nelson Mandela, la educación es el arma más poderosa que tenemos para cambiar el mundo. La educación en España necesita una profunda reforma basada, como dicen los expertos, en pensar, en sentir y en la voluntad para cambiar las cosas con firme compromiso.

Para terminar, como médico he observado durante los años que está fallando la prevención. ¿Cómo es posible que todavía no hemos aprendido a lavar las manos y a toser correctamente? No sabemos cómo cuidar de nuestra salud y prevenir las enfermedades en general. Es normal que se colapse el sistema si falla la base. Otros países invierten mucho más en la prevención desde colegios y en las campañas preventivas y publicitarias para implantar hábitos saludables.

Espero que esta pandemia nos haga reflexionar que somos uno con esta tierra y que un mundo mejor es posible con compromiso, solidaridad y unión entre todos.

 

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