«Besos que vienen riendo, luego llorando se van, y en ellos se va la vida, que nunca más volverá». Así hablaba Miguel de Unamuno del desamor. Pero, aunque a veces parezca que ahogue o apriete demasiado, dicen que de desamor ya no se muere. Que todos, y hasta en las peores condiciones posibles, podemos superar un parón sentimental, sólo hay que aceptarlo, y decidir hacer algo al respecto…
«De desamor ya no se muere»
Pero, ¿cómo ha podido agotarse tu historia de amor?, ¿cuándo dejasteis de pasarlo bien?, ¿qué paso con las promesas eternas?, ¿quién descuido amarse hasta que la muerte os separe?, ¿qué fue de tu ternura?, ¿dónde quedaran los besos que os disteis?, ¿y ese sexo enamorado? Tantas preguntas como lágrimas y tantas respuestas como pañuelos curafracasos.
Mientras tanto tu vida confinada, como en una cuenta atrás de días infinitos que se vuelven a encadenar al miedo que da observar que tu historia de amor tiene aviso de despido. Que ya no hay tiempo para más huidas…
Estar por estar, sentir la soledad, descuidar la sensualidad, disimular la complicidad, engañar a la realidad, notar la frialdad, pelear por cambiar, respirar para descansar, complacer para convencer, discutir por discutir, fingir para sonreír, estar sin estar.
Habitando en el olvido de los recuerdos. Reclamando el abrazo de la indiferencia. Agotando las excusas. Buscando esclusas. Durmiendo con desamor. Despertando sin amor. Sintiendo su presencia ausente. Descubriendo la triste realidad. Y saber que ya no queda ni una verdad entera, que ni todo es tan mentira y ni hay tanto que decir.
Y otra vez cayendo en la intención de engañar al corazón con una dulce mentira, con la conciencia dolida por la culpabilidad. ¿Sintiéndote culpable por no sentir? Pero, si aunque te quieras engañar es una causa pérdida cuando ya se dieron por enterradas todas esas expectativas frustradas.
«Los sueños se desvanecen si se dejan dormir»
Quizás vuestro error fue no saber que los sueños se desvanecen si se dejan dormir. O bien que ya vuestra relación no dio para más. O que sólo hay cotidianidad. Que se agotó la complicidad. Que no existe afinidad. Porque un buen día al despertar, compruebas como sus días ya no son capaces de iluminar ninguna de tus noches.
Y ahora, te debates entre las razones de la conciencia que huye del fracaso y el éxito del corazón que late por su liberación.
«Lo peor que le puede pasar a una pareja es caer en la rutina»
Te recuerdas que cuando el amor llega puede ser ciego, pero cuando se va es muy lúcido. Al principio, cuando llegó, te conmocionó la vida, te la dilató, te la desordenó y te enfrentó contigo misma. Más tarde, el ansiado amor te organizó la vida y la asentó, dándole solidez y firmeza, construyendo un edificio con el otro cuya arquitectura estaba bien estructurada por los sentimientos. Pero con el tiempo, perdisteis esa capacidad de asombrarse por lo más simple, de apasionarse por comunicarse y de contemplarse mutuamente. Y sí, tú ya sabías que lo peor que le puede pasar a una pareja es caer en la rutina, pero ahora sabes que el problema no es la rutina, sino tener una rutina triste y aburrida. Antes no te hacían falta grandes planes, porque el plan era estar juntos, y eso entonces te parecía todo un planazo.
«No te autobajes tu manoseada autoestima»
Pero no, no te deprimas, no te autobajes tu manoseada autoestima. Es una suerte que estés habitando en el desamor. No es un fracaso, es un éxito que no te hayas conformado. Quizás el fracaso hubiera sido continuar con ese abanico de pantomimas, de risas y de rimas. Realmente has tenido suerte: ahora comprobarás que hay vida después del desamor. Tanta vida como muerte había en tu relación. Se te abre una nueva oportunidad que te da la vida para reconstruirte las preguntas y desaprender tantas respuestas enlatadas respecto a la vivencia del amor.
«No es un fracaso, es un éxito que no te hayas conformado»
Es más, debes agradecer que te hayas desenamorado, que te duela el corazón, pues solo así se ha podido abrir y, así, hacerte sentir. Estar en contacto con y ser sensible hacia tus propios sentimientos es un aspecto importante de amar: tanto de amarte a ti misma, como de amar a alguien más.
«El amor no duele, duele el ego»
Por fin empezarás a comprender que cuando hay un motivo para amar existen también motivos para desamar. Que el amor no duele, duele el ego, la frustración del ego, esos pedazos rotos del espejo interior. Que el amor no hace sufrir, lo hace no saber amar. Que sólo cuando experimentamos que todo lo que nace morirá, es posible el amor. Que en la vida siempre estarás diciendo adiós y eso no te debe impedir amar. Que el que ama, arriesga y el que arriesga, ama. Que el amor son corazones y no tantas razones. Que el amor se hace, no se dice. Y que mientras haya vida debe haber amor, sino para qué todo lo demás. Porque no se trata de un amor para la vida, sino de una vida para el amor.
«Debes salir sana y salva de tu viaje al pasado»
Y bienvenidas esas sensaciones de desamor para sentirte más viva que muerta. No se trata de reprimirlas, ni condenarlas, pues somos sensación también. Tampoco de culpabilizarlas, ni de victimizarse. Porque si adoptas un aire de agravio, de desconfianza o desesperación, de reproches y culpas, el rencor te enfermará y se apropiará de tu capacidad para el amor. Debes salir sana y salva de tu viaje al pasado. Tener buena salud y mala memoria. Porque mientras haya vida tendrás una oportunidad para crecer en el amor.
«Bienvenidas esas sensaciones de desamor»
Estar dispuesta a seguir con una vida para el amor implica dejar atrás cualquier daño o dolor infligido por lo vivido. Las heridas sin cicatrizar te crearán bloqueos que harán difícil la anuencia de un nuevo amor. Por eso, cógete el tiempo, tienes que permitirte experimentar todos esos dolorosos sentimientos de ira, enfado, culpa, miedo y tristeza para sacarlos de tu cuerpo y de tu mente. No puedes acudir de nuevo a la vida sin antes deconstruirte y reconstruirte. Para así continuar con una vida para el amor. Abrir tu corazón y tu ser entero para recomenzar.
«No puedes acudir de nuevo a la vida sin antes deconstruirte y reconstruirte»
«Desaprender el amor de pareja que estabas aprendiendo»
Desaprender el amor de pareja que estabas aprendiendo, o dejándote enseñar, según unos criterios erróneos. Darte cuenta de que dejar la elección de la pareja única y exclusivamente a la erección de las emociones suele dar resultados inútiles y dolorosos. Que es imprescindible utilizar la razón atravesada por el corazón para ver si la persona que tenemos delante es real o la tenemos idealizada, si es compatible con tu forma de ver la vida y a partir de ahí comenzar a sumar para hacer que esa compatibilidad sea ensanchada. Algo que se consigue cuestionándose a una misma, trabajando cada día para conocerse y aprendiendo a ser un gran amor para la otra persona; construyendo una relación fuerte y enriquecedora para ambos. Sin olvidar la continua y proactiva evolución dinámica de las relaciones de pareja.
Deconstruir todo lo que te han enseñado del amor para así poder ser capaz de sobrepasar las sensaciones que te sostienen a la deriva del desamor. Tu tarea pues no será encontrar el amor, sino descubrir las barreras dentro de ti que has construido o te han construido contra él.
Y como ya hemos señalado en alguna parte, el tiempo no lo cura todo, cura lo que hacemos durante ese tiempo. Por eso, ahora que ya el tiempo se nos va, hay que cicatrizar las heridas para que en ellas nazcan las alas que te hagan volar. Hay que aprovechar la oscuridad, donde la luz no deja de brillar, para escuchar la canción de tu interior, lamerse los arañazos de tu corazón, conjugar el pasado de tu verbo-estupidez y tener el coraje para seguir creyendo en el verdadero amor.
Y si la situación te supera, no olvides que en estos días de confinamiento estoy a tu disposición para acompañarte con Psicoterapia Online si ves que la precisas y necesitas desahogar razones y ventilar emociones.
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