Curro López es pensionista y se encuentra entre los grupos de riesgo del Covid-19, pero aún así sigue cada día exponiéndose para ayudar a los demás. Pertenece a la Asociación de vecinos de Lagunillas Cruz Verde Málaga, un proyecto solidario que ha convertido en su vida desde que se puso en marcha en 2006.
Está volviendo de Sevilla cuando hablamos por teléfono. Viene de recoger 2000 kilos de dulces donados por La Estepeña. Ahora más que nunca cualquier donación es necesaria para que puedan continuar con su labor. Si antes atendían a 780 familias, esta crisis sanitaria que es también económica ha hecho que las cifras se disparen y actualmente «se han sumado a 110 familias nuevas como beneficiarias».
» Ayudan a casi 900 familias»
Curro López
Aumentan las peticiones de ayuda. Familias que necesitan alimentos para seguir adelante porque se han quedado sin nada. En su mayoría son autónomos que han tenido que cerrar los negocios, o personas que no cotizaban como empleadas del hogar o profesionales que hacían “chapucillas” sin darse de alta. Esto se alarga y no hay forma de conseguir ingresos. El teléfono de Curro no para de sonar solicitando ayuda y ni Curro ni los 5 voluntarios que siguen al pie del cañón, de lunes a domingo, dan a basto. «Estamos desbordados», asegura.
De 18 voluntarios, solo hay 5 trabajando en estos momentos
Muchos de los que normalmente trabajan como voluntarios de la Asociación de vecinos de Lagunillas, ahora se quedan en casa, su edad o las patologías que sufren hacen inviable que estén en la calle. Y los 5 voluntarios que quedan se apañan como pueden. Actualmente reparten su ayuda más allá del distrito centro, incluso llegan hasta La Mosca, señala Curro. Asuntos Sociales, Cruz Roja, y otras asociaciones reclaman su ayuda para repartir alimentos.
Hace 12 años el Ayuntamiento de Málaga les cedió dos locales en la calle Poeta Concha Méndez, un espacio que usan como almacén y centro operativo. Desde allí parten cada mañana con la furgoneta llena de alimentos no perecederos y cada 15 minutos hacen una entrega a los más necesitados. Si las mañanas son vertiginosas, un no parar, las tardes las emplea Curro para contestar los WhatsApp de aquellos que reclaman ayudas.
Cada 15 minutos hacen una entrega a los más necesitados
Estos años de experiencia les están sirviendo para gestionar esta crisis. Muchas empresas ya los conocían y les hacían donaciones, y ahora, siguen ahí, apoyando su labor. Un gesto que Curro agradece en un momento tan complicado y que asegura, «todavía no ha llegado a su punto más alto». Cuanto más se alargue en el tiempo este confinamiento, más necesario será seguir prestando servicio y ayudando a los demás.
Trabajan de lunes a domingo sin descanso
No se atreven a pedir voluntarios, aunque saben que habría mucha gente dispuesta a arrimar el hombro, pero les puede más el miedo “de que el bicho se nos meta en el almacen”. Todos los que siguen trabajando han pasado el periodo de cuarentena.
Este grupo de voluntarios de la Asociación de Vecinos de Lagunillas no tiene tiempo para aburrirse. Trabajan de lunes a domingo sin descanso. Y aunque están sobredimensionados, aunque hay momentos en los que no pueden más, cuando le pregunto cómo pueden contactar con él las familias que necesiten ayuda, lo tiene claro “ pon mi teléfono en el reportaje y que me mandan un WhatsApp. Ya veremos qué se puede hacer. Aunque el WhatsApp me va a salir ardiendo en cualquier momento”. Así me lo pide y así lo hago. Quien lo necesite puede contactar con Curro en el teléfono 666 99 93 89. Lo que es muy importante en estos momentos, es que esa necesidad de ayuda sea real. Por cierto, también se puede usar ese mismo teléfono para que las empresas solidarias hagan sus donaciones.
Fotografía: Lorenzo Carnero