“La fortaleza del amor, como construir una relación plena” con Sara Duarte y Nacho Muñoz. El título de esta cita de Cenas con Chispitas despertó algunas suspicacias entre las personas que recibieron la información. Las respuestas llegaron en forma de desencanto total sobre el amor, o personas que están en pareja y reivindicaron que nadie les tiene que decir cómo o qué hacer en su relación, pero también están los que se ilusionaron con el encuentro. Hablar y reflexionar sobre temas como este son necesarios para ordenar el corazón y afrontar las relacionas afectivas de manera más sana. Aprendemos los unos de los otros. A continuación os dejohacer un pequeño resumen de lo que vivimos esa noche.
Gran Meliá Don Pepe
Gran Meliá Don Pepe nos recibió en sus preciosos jardines y se convirtió en un escenario perfecto para nuestra cita. Ver cómo desconocidos con un interés común rompen el hielo y se relacionan, como surgen las conexiones… es un momento mágico.
En mi vida he comprobado como son las relaciones las que más nos afectan y nos marcan. Son catalizadores en todos los sentidos. Las que provocan las grandes crisis personales o las que nos dan las mejores satisfacciones, las que nos impulsan a ser mejores personas o las que sacan nuestra peor y mejor versión.
Cuando Sara me llamó hace unos meses, y estuvimos hablando sobre este encuentro, estábamos de acuerdo en que algo se está moviendo a nivel social. Crecen las separaciones, estamos cambiando nuestra forma de relacionarnos y buscamos resortes para vivir con mayor plenitud y en mayor coherencia con nosotros mismos. Podríamos apuntar, en parte, al momento astrológico que estamos viviendo. Como muchos sabéis, Sara también es astróloga aunque ahora no ejerza y esté centrada en otros temas profesionales. Sea cual sea el origen la realidad es lo que se percibe en el ambiente.
Por parte del hotel, que actuaba como anfitrión, nos acompañaba su directora de ventas, Natalia Mas.
La Veranda. Decorado por Virginia González
En el interior de La Veranda de Gran Meliá Don Pepe la mesa decorada por Virginia González nos abrazó mostrando que hay mucha belleza en la vulnerabilidad, en reconocer que todos hemos sufrido por amor-desamor, por querer entender qué nos estaba pasando en relación al otro y cómo debemos mirar en nuestro interior. Hablar desde el corazón y en un espacio seguro -que es algo que se fomenta en nuestros encuentros- fue más sencillo en un escenario privado e íntimo.
Los ponentes: Sara Duarte y Nacho Muñoz
Sara Duarte y Nacho Muñoz han sido ponentes de Cenas con Chispitas en ediciones pasadas. Entonces, nos hablaron de temas muy diferentes. Además de ser pareja, trabajan juntos en varios proyectos de crecimiento personal. Esta labor que desarrollan profesionalmente es el reflejo de sus caminos de autoconocimiento y evolución personal. Bajar la espiritualidad al cuerpo y convertirla en algo práctico para que nos sirva en esta existencia como humanos es uno de sus objetivos.
Desde el principio demostraron que iban a hablar de lo que habían aprendido de las relaciones desde su experiencia y sin filtros. Entrar en las sombras de la relación es lo que las ilumina y solo así se pueden trabajar.
La fortaleza del amor, como construir una relación plena
Sara y Nacho partieron de que cada uno de nosotros tiene que redefinir qué es el Amor. Para eso tenemos que desapegarnos de lo que nos han contado, de lo que hemos leído o visto en las películas y buscar en nuestro interior su significado. Hicieron una ronda de preguntas en la mesa y descubrimos enseguida que cada uno de los que participaron tenía un concepto diferente, e incluso algunos no sabían ponerle palabras.
La primera relación que nos marca es la de nuestros padres y a veces, de manera consciente o inconsciente, intentamos tener una relación de pareja similar o tendemos al polo opuesto, a todo lo contrario de lo que hemos vivido en casa. «Son dos caras de la misma moneda. La polaridad. Decidimos y actuamos desde nuestras heridas», aseguró Sara.
Las relaciones de pareja son un potente espejo que nos revela mucha información sobre nosotros mismos para que, si queremos, nos trabajemos y autoconozcamos. Otra de las claves es observarnos para detectar desde dónde actuamos y reaccionamos. Si es desde la necesidad de que cubran nuestras carencias difícilmente va a funcionar. “No te necesito pero te elijo” es uno de los pilares sobre los que debe sustentarse una relación para que sea sana, aportó Nacho.
Aunque aquí extraiga fragmentos o ideas de sus declaraciones, tanto Sara como Nacho enriquecieron cada reflexión con ejemplos de lo que ellos han vivido de manera individual y con sus parejas.
Nacho compartió cómo durante un retiro de Vipasana se dio cuenta que, por primera vez en muchos años, estaba a gusto consigo mismo. «No había estado conmigo mismo en años. Siempre estamos haciendo algo o con gente. Darme cuenta de que estaba solo conmigo, sin hacer nada, y que estaba bien, fue muy sorprendente». A partir de entonces fue consciente de que todos los problemas que proyectaba en su relación de pareja, y más concretamente en Sara, partían de él. Era él el que tenía que hacer el cambio y la transformación: «en ese momento te adueñas de tu cambio como individuo y es cuando detectas tus carencias. Le pides a tu pareja que te dé cosas que es imposible que te las de. Por eso hay tantos divorcios. Te tienes que arreglar primero tú». «Lo de que tu pareja es un espejo es literal. Hasta que no tengas todas tus necesidades cubiertas por ti mismo vas a pedirle a tu pareja que lo haga y no va a poder hacerlo nunca», añadió Nacho. Sara se mostró de acuerdo con este punto.
«Vivimos en una realidad en la que hay drama. Venimos a experimentar la dualidad. No sabríamos qué es el amor sin miedo. Todo forma parte de la experiencia y el drama forma parte de la vida. Pero hasta para ser víctima hay que ser consciente. Podemos darnos el permiso para rendirnos. No hay que renunciar a lo mundano, pero hay que ser consciente de cuándo y qué nos despierta las heridas. Nunca es el otro, siempre eres tú. El otro es el instrumento para tener un aprendizaje», explicó Sara. «Cuando tomas responsabilidad de tu proceso vital tomas tu poder», añadió.
Sara explicó que cuando nos olvidamos de nosotros mismos para «darle al otro» es porque esperamos recibir lo mismo, y cuando esto no sucede es cuando surge el resentimiento. Un resentimiento que se va acumulando y que puede terminar con una relación. «Tenemos la falsa creencia de que cubrir las necesidades del otro es amor. No es amor. Primero cubre las tuyas. Esto es como en el avión. Siempre nos dicen que primero te pongas tú la máscara de oxígeno y luego ayudes a los demás. Si tú te desmayas o pierdes el conocimiento no puedes ayudar a nadie. Primero cubre tus necesidades y luego estarás preparado para compartir el amor con la otra persona».
Alertaron de que uno de los grandes peligros en una pareja es dar por hecho que el otro va a saber -sin decirle nada- lo que queremos o necesitamos en cada momento por su parte. «Las discusiones son necesarias si sirven para poner a la luz cosas que nos guardamos. Nosotros estuvimos varios meses agendando el sentarnos a hablar y decirnos lo que nos gustaba y no nos gustaba desde la sinceridad. Hablando de todo lo que no habíamos hablado abiertamente», explicó Nacho.
Los asistentes expusieron experiencias personales y se abrieron a compartir circunstancias comunes a las que nos enfrentamos cuando estamos en una relación de pareja. Todo lo que se dijo era extrapolable a otro tipo de relaciones personales. Ya que es a través del otro, y haciendo un ejercicio de introspección, como logramos conocernos a nosotros mismos.
La charla se mantuvo durante todo el encuentro. Nacho y Sara no dejaron el micrófono en ningún momento y mantuvieron una fluida conversación con los comensales. No ofrecieron recetas mágicas, sino que compartieron lo que a ellos les ha servido para superar sus crisis personales y de pareja.
Contar con Nacho y Sara, con Sara y Nacho, y sobre todo con su ejercicio de autenticidad, huyendo de mostrarse como la pareja perfecta (o el concepto edulcorado que solemos tener de este concepto), nos acercó a la necesidad de trabajarnos cada uno de nosotros para cambiar lo que no nos gusta o no nos hace bien sin querer cambiar al otro.
Fue un lujo y un placer contar con ellos juntos hablando de este tema y con unos comensales que, más allá de creer que ya lo saben todo, afrontan la vida como un continúo aprendizaje y camino de transformación. Cada relación es un reto y una inmensa oportunidad de aprendizaje.
Agradecimientos:
Fotografía: María Jiménez